Formação e Identidade: O impacto do Curso de Férias para Indígenas no CCFI

El Curso Vacacional 2025, “Mente en Crecimiento”, realizado por la Fraternidad – Misiones Humanitarias Internacionales (FMHI) en el CentroCultural y de Formación Indígena (CCFI), se destacó por su enfoque en la formación y la identidad. Este programa, dirigido a los diferentes pueblos indígenas migrantes y refugiados que residen en Boa Vista, ofreció una oportunidad tanto para adquirir nuevos conocimientos como para fortalecer las culturas tradicionales de los participantes, contribuyendo así al desarrollo de su autonomía intelectual y socioemocional en su contexto actual.

Lucero, servidora humanitaria voluntaria, cuenta que en el Curso Vacacional titulado “Mente en Crecimiento”, participaron 19 niños de entre 6 y 12 años, residentes del refugio Jardín Floresta, representantes de cuatro pueblos indígenas, Warao, E’ñepa, Yukpa y Akawaio.

El curso se centró en el desarrollo cognitivo a través de diversas actividades. Los dos primeros días fueron dedicados al reconocimiento de los colores primarios, a la enseñanza de los números, al trabajo manual con arcilla, al desarrollo de la motricidad y a la alineación y trabajo con líneas rectas.

En los siguientes días del curso se profundizó en el trabajo con los sentidos a través de la música, del reconocimiento de sonidos de animales, de la creación de instrumentos musicales, del trabajo con el cuerpo acompañado de sonidos, de experimentos con el tacto, de la degustación de alimentos y del desarrollo del sentido de la visión por medio de ejercicios de dibujo.

Lucero nos cuenta que, a través de todas estas actividades, el programa buscó permitir a los participantes conectarse con su desarrollo cognitivo y sensorial, con la creatividad y la construcción del pensamiento. Además, el programa logró crear un espacio para construir la seguridad personal de los niños, desarrollar el trabajo en equipo, compartir y fortalecer vínculos entre ellos.

Richard, un participante de 12 años del pueblo Akawaio, motivado por la capacitación, nos dijo que le gustaría seguir aprendiendo más porque “aquí le gusta todo”. Nos dijo que quiere realizar actividades que le ayuden a desarrollarse como persona. Mientras juega, escribe y lee, no se aburre y su madre también es más feliz. Richard nos dijo que disfrutó de las actividades del curso y que apreció los intervalos y la comida que probaron durante los ejercicios.

“Lo que más me gustó fue el taller de canto, colorear y el libro de actividades que utilizamos en el curso”, nos cuenta Rusbelis, una participante de 11 años del pueblo Warao, quien confiesa que, al principio, tenía un poco de miedo de tener tareas que no le gustaran, pero, finalmente, se sintió bien y feliz de participar en el curso. Le gustaron las actividades y sobre todo el dibujo que pintó con azul y rojo “que parece una lámpara rosa”.

“El principal objetivo de la creación de este curso de verano fue promover el desarrollo integral de los niños de las comunidades indígenas del refugio, abarcando tanto habilidades cognitivas como socioemocionales”, explica Oliver, servidor humanitario voluntario.

Lucero, facilitadora del curso, agrega: “El contenido del programa se centró en la conexión con el desarrollo cognitivo de los niños, a partir del trabajo con temas relevantes para la vida cotidiana de los pueblos indígenas”.

Por medio de los juegos sensoriales, la libre expresión y el trabajo en grupo se promovió el desarrollo cognitivo de los niños y se fortaleció su autoconfianza.

Además, el contenido del curso fue adaptado de acuerdo a las realidades y necesidades de las comunidades indígenas, buscando que el aprendizaje sea relevante para los niños y respetando la diversidad cultural de los pueblos. Por ello, las actividades valoraron los conocimientos tradicionales, utilizando elementos de la naturaleza y del entorno. Por ejemplo, una de las tareas del curso consistió en establecer vínculos con los Reinos de la Naturaleza y su cuidado, a través de la siembra, riego y limpieza del jardín medicinal ubicado en el CCLucero, facilitadora del curso, agrega: “El contenido del programa se centró en la conexión con el desarrollo cognitivo de los niños, a partir del trabajo con temas relevantes para la vida cotidiana de los pueblos indígenas”.

Por medio de los juegos sensoriales, la libre expresión y el trabajo en grupo se promovió el desarrollo cognitivo de los niños y se fortaleció su autoconfianza.

Además, el contenido del curso fue adaptado de acuerdo a las realidades y necesidades de las comunidades indígenas, buscando que el aprendizaje sea relevante para los niños y respetando la diversidad cultural de los pueblos. Por ello, las actividades valoraron los conocimientos tradicionales, utilizando elementos de la naturaleza y del entorno. Por ejemplo, una de las tareas del curso consistió en establecer vínculos con los Reinos de la Naturaleza y su cuidado, a través de la siembra, riego y limpieza del jardín medicinal ubicado en el CCFI. El curso también promovió la participación activa a través de conversaciones, intercambio de conocimientos y aprendizaje colaborativo. Al mismo tiempo, se adaptó el idioma para tener en cuenta las diferentes lenguas de los pueblos indígenas. El curso también promovió la participación activa a través de conversaciones, intercambio de conocimientos y aprendizaje colaborativo. Al mismo tiempo, se adaptó el idioma para tener en cuenta las diferentes lenguas de los pueblos indígenas.

Uno de los desafíos que enfrentaron al llevar a cabo el curso fue que el contenido pudiera adaptarse a todas las edades y contextos de los niños participantes. Para conseguir esta integración e inclusión, la Fraternidad – Misiones Humanitarias (FMHI) buscó crear las mejores actividades y trabajó en adaptarlas para cada grupo participante, haciendo del aprendizaje algo divertido y enriquecedor para todos.

Participante activo en el desarrollo del taller “Mente en Crecimiento”, el Instituto Pirilampos, socio implementador del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), contribuyó con su experiencia en el acompañamiento de los niños y adolescentes migrantes, especialmente en el contexto de integración cultural y apoyo emocional. El Instituto colaboró en la movilización y selección de niños para participar del taller, promoviendo un ambiente seguro y acogedor. Esta institución también proporcionó un maestro indígena para apoyar el curso, acompañando la interacción entre los niños. Cabe destacar que la Fraternidad Sin Fronteras fue otro gran aliado en el desarrollo del encuentro, colaborando en la coordinación del refugio Jardín Floresta, donde viven los niños indígenas participantes.

Juliana Ramos Ribeiro Nascimento, coordinadora de Asuntos Indígenas del Instituto Pirilampos, cuenta que el trabajo conjunto con la Fraternidad – Misiones Humanitarias (FMHI) permite la creación de talleres como “Mente en Crecimiento”, que brinda la oportunidad de ampliar el desarrollo cognitivo y socioemocional de los niños, explorando sus capacidades creativas y de resolución de problemas de forma lúdica e interactiva.

Además, el contacto con la naturaleza y las relaciones grupales fortalecen el sentimiento de pertenencia e identidad, esencial en un contexto de migración forzada. También destaca que el esfuerzo conjunto de ambas instituciones proporciona una plataforma para recuperar la autoestima de estos niños, permitiéndoles conectarse con sus raíces culturales y, al mismo tiempo, adaptarse al nuevo entorno de una manera más saludable y positiva.

El foco en el conocimiento de los colores, los números, los sentidos, la música y la naturaleza promovió un aprendizaje multidisciplinario que respondió a las necesidades individuales de los niños, respetando su cultura y reforzando su integración social. La participación activa de los niños y los comentarios positivos de la profesora responsable demuestran el impacto significativo del proyecto, que contribuye directamente al bienestar y la educación de los niños indígenas en situación de vulnerabilidad.

Alberto Conejero, profesor indígena E’ñepa del InstitutoPirilampos, migrante y residente del Abrigo en Boa Vista, dice que el taller se desarrolló satisfactoriamente, con una adecuada planificación y duración, lo que generó un ambiente organizado y seguro para la participación y el trabajo tanto de facilitadores como de participantes. “Se creó un espacio dinámico y recreativo propicio para el aprendizaje y la reflexión”. Cuenta que los niños participantes quedaron muy contentos al finalizar el curso y emocionados por continuar con otras actividades y entrenamientos. El profesor concluyó diciendo que está agradecido por continuar aprendiendo desde su rol como docente y también está dispuesto a apoyar futuras propuestas educativas con el Instituto Pirilampos y la Fraternidad – Misiones humanitarias (FMHI).

Este tipo de actividad es fundamental para el desarrollo cognitivo y social de los niños, ya que la experiencia del taller no se limita a la duración del curso, sino que tiene un impacto en sus vidas.

“Esta formación promueve una cultura de paz, permitiendo, en el corto plazo, una mejora en la calidad de la convivencia entre pueblos y generaciones que viven en un mismo refugio indígena”, destaca Aajhmaná, de la Coordinación de la Misión Humanitaria de Roraima, quien continúa, profundizando la reflexión: “En el largo plazo, la socialización y el desarrollo de actividades en portugués brindan mayor confianza y resiliencia a los niños, facilitando su integración y socialización en la escuela y la sociedad brasileña”. Como ejemplo, la servidora humanitaria nos cuenta que, recientemente, “una de las jóvenes que participó en un curso de portugués en el CCFI en el segundo semestre de 2024 consiguió un trabajo porque, según sus palabras, ‘se sentía más segura para expresarse y buscar trabajo’. Esto demuestra una vez más el gran papel de la educación en la valoración y fortalecimiento de las culturas indígenas, promoviendo sus prácticas, formación, expresión y autonomía”, enfatiza.