El componente presencial de la segunda edición de la formación “Educación en Situaciones de Emergencia y Respuestas Humanitarias” promovió un encuentro entre personas comprometidas con el bien común, marcado por la escucha calificada, el intercambio de experiencias y el fortalecimiento de estrategias orientadas a garantizar el derecho a la educación en contextos de crisis.
Ante los desafíos contemporáneos que impactan a comunidades en diferentes partes del mundo, se reunieron estudiantes, docentes, profesionales de la educación, actores públicos, humanitarios y organizaciones de la sociedad civil de Angola, Brasil, Portugal, Mozambique y Argentina, con un objetivo común: profundizar el conocimiento sobre los contextos humanitarios globales y sus repercusiones en la educación.

Con una duración de 75 horas, siendo 35h sincrónicas, 25h asincrónicas y 15h presenciales, la 2ª edición del Curso de Educación en Situaciones de Emergencias y Respuestas Humanitarias fue promovida por la Fraternidad – Misiones Humanitarias Internacionales (FMHI) y la EscuelaSuperior de Educación Paula Frassinetti (ESEPF), de Portugal, en colaboración con la Escuela Parque Tibetano, el Cluster Global de Educación, el InstitutoPorto-Alegrense de Arte-Educación (IPDAE) y la Universidad Jean Piaget deAngola.
La formación está alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente el ODS 4, que asegura una educación inclusiva, equitativa y de calidad y también abordó temáticas como las normas internacionales transmitidas en el Manual Esfera, el impacto del trauma en niños y jóvenes, la escucha activa, el cuidado con quienes cuidan y el papel de las artes en contextos vulnerables.


Para Anderson Santiago, servidor humanitario voluntario de la Fraternidad – Misiones Humanitarias (FMHI) y facilitador del curso, la formación estuvo marcada por algo que ningún manual puede enseñar: ‘La vivencia de los participantes trajo humanidad viva. Esta formación fue construida en la relación, en la escucha, en el afecto. Incluso en los contextos más desafiantes, es posible construir juntos algo nuevo, fuerte y fraterno.»
Escucha, acción y pluralidad
El curso, además de la transmisión de contenido, buscó ser un espacio de intercambios profundos y afectivos. La pluralidad de visiones, culturas y trayectorias hizo que la experiencia fuera rica y transformadora. Las etapas presenciales, realizadas en Brasil, en Porto Alegre – RS y Carmo da Cachoeira – MG, Luanda y en Porto, permitieron que nombres ganaran rostros, gestos, miradas. El encuentro, tan esperado después de los módulos en línea, fortaleció la dimensión humana del aprendizaje.
«Decidí hacer el curso porque, en la actual condición planetaria, pensar que las emergencias no pueden ocurrir es una ingenuidad. Provengo de la educación y quise entender cómo actuar. Lo “en línea” trajo teoría; lo presencial me dio caminos concretos de acceso a los niños. Estar con los colegas, ver los rostros, vivir la práctica juntos, hizo toda la diferencia», relata Bárbara Venturoso, educadora que trabaja en Brasília – DF y participó de la formación en Carmo da Cachoeira – MG.


Analu Castro, también educadora, participante de la formación en Carmo da Cachoeira cree que educar en emergencias es algo amplio. «Podemos actuar en conflictos, desastres o en las vulnerabilidades diarias. El curso me ayudó a escuchar mejor y a darme cuenta de que, ante un niño, cada situación trae una necesidad nueva. La pluralidad de visiones me hizo percibir la riqueza que llevo dentro de mí y que puedo ofrecer al otro”.
El impacto del curso superó el desempeño profesional. Sandra Calvi, por ejemplo, que participó de la formación en Porto Alegre – RS, reconoce la transversalidad del aprendizaje: «Incluso sin estar en la educación hoy, me doy cuenta de que este es un curso para la vida. Ofrece herramientas para actuar en cualquier emergencia. En el formato online aprendemos, pero en el presencial todo adquiere otra dimensión. El módulo de arte fue mi mayor aprendizaje: algo práctico, que no puede quedarse en la teoría”.
José Vitor, que vivió la gran inundación ocurrida en mayo de 2024 en Rio Grande do Sul, sintió la necesidad de prepararse mejor: «Los intercambios, especialmente en línea, me marcaron mucho. Historias reales, de Angola, Portugal, Brasil… Algunas parecían de película. En lo presencial, esa diversidad se mantuvo. Cada uno con su forma de ver y hacer, enriquece demasiado”.


El arte como eslabón, cura y reconexión
Entre todos los elementos de la formación, el arte se destacó como un lenguaje universal y un instrumento de escucha, expresión y reequilibrio. En palabras de la hermana Martzthá, una de las facilitadoras del componente presencial en Brasil, «el arte es profundamente humano. No tiene color ni credo, ni discrimina. Une, despierta lo mejor de cada uno. Con curvas, rectas, colores y movimientos, podemos reorganizar lo que el trauma desestructuró. El arte reorganiza el pensar, el sentir y el querer».
El estudiante del Curso de Psicología de la Universidad JeanPiaget de Angola, Isaac Monteiro, también enfatizó este poder: «Los colores expresan el inconsciente. El arte revela y cura. Los talleres de mandalas y arcilla fueron herramientas potentes. La rueda de la vida mostró cómo todo está interconectado. Lo usaré con mis pacientes. Para él, esta formación debería llegar a todas las profesiones que tratan con personas: «La emergencia no es solo de la psicología, es transversal a todas las áreas del saber».
Mónica Oliveira, profesora e investigadora de la EscuelaSuperior de Educación Paula Frassinetti (ESEPF), de Portugal, refuerza: «El arte desarrolla comunicación, colaboración, creatividad y pensamiento crítico. Es esencial para re-imaginar lo colectivo. La escuela que ignora el arte nos empobrece. Este grupo del curso es creativo, comprometido y humano. Están construyendo una base sólida y transformadora».

Puentes entre academia y sociedad
La participación de docentes universitarios e integrantes de la sociedad civil fortaleció el puente entre la teoría académica y las necesidades prácticas de los territorios vulnerables. Elisa Silicavissa, decana de la Universidad Jean Piaget, en Angola, resaltó: «Este curso conectó lo concreto con lo profundo. Volvimos a ser niños por un instante y eso nos fortaleció. El video que compartieron me tocó. Mostró cómo el arte acerca a las familias y rescata vidas. Necesitamos seguir en esta construcción de un puente sólido entre la universidad y la sociedad.


Caminos compartidos
Si algo unió todos los testimonios de los diversos participantes, de diferentes regiones del planeta, fue la dimensión afectiva de la formación. Estar juntos, compartir saberes, alegrías, desafíos, escuchar acentos diferentes hablando de las mismas esperanzas, trajo al grupo una experiencia que fue mucho más allá del contenido: la experiencia de la presencia.
En lo presencial, manos moldearon ideas, ojos siguieron líneas curvas y rectas en los dibujos terapéuticos. Fue también en este encuentro que la diversidad se mostró en su fuerza creativa: cada cultura con su forma de resolver, cada persona con su manera de cuidar. Y, entre todos, el reconocimiento de que aprender, hoy, es más que informar: es transformar.
Consulte las impresiones y relatos de los participantes de la 2ª edición del Curso de Educación en Situaciones de Emergencia y Respuestas Humanitarias. Haga clic aquí!

