La Fraternidad- Federación HumanitariaInternacional (FFHI), a través del Sector de Entrenamiento y Desarrollo (T&D) de su afiliada, la Fraternidad – Misiones HumanitariasInternacionales (FMHI), viene realizando, desde 2023, un ciclo de formaciones y capacitaciones sobre las Normas Esfera para preparar a las Comunidades-Luz, los Núcleos-Luz y los monasterios de la Orden Gracia Misericordia para enfrentar situaciones de emergencia y crisis prolongadas.

A partir de las formaciones teóricas, cada afiliada está elaborando un Plan de Emergencia de acuerdo a sus realidades, y todo el proceso está siendo guiado y acompañado localmente por el servidor humanitario voluntario, Ricardo Baumgartner.
Según Ricardo, haber abordado la Carta Humanitaria, los Principios de Protección, WASH (Agua, Saneamiento e Higiene) y los Refugios, ayudaron a los participantes a elaborar planes de emergencia adaptados a sus realidades. Ricardo enfatizó la importancia de la cooperación, la preparación y la organización en la elaboración del plan, que tiene en cuenta tanto la satisfacción de las necesidades humanas como la sostenibilidad medioambiental.
El director general de la Fraternidad -Federación Humanitaria (FFHI), Fray Luciano, destaca la importancia del Plan de Emergencia para que las Comunidades-Luz y los Núcleos-Luz estén preparados para catástrofes naturales, incendios, inundaciones y otros imprevistos. «Esto es importante para que estos espacios puedan responder a estas emergencias con una mayor preparación técnica y psicológica, además de ser un punto de apoyo y referencia para las ciudades y regiones circundantes. Prepararse también significa mejorar la infraestructura de estos lugares para incluir albergue de personas y animales, en caso necesario».
Para poner en práctica los Planes de Emergencia, habrá algunos simulacros que ayudarán a entrenar a los miembros de las Comunidades-Luz para situaciones en las que los diversos recursos que tenemos en nuestra vida cotidiana, como agua, electricidad, alimentos varios, gas para cocinar, entre otros, no estén disponibles durante tres días. Pero, explica Ricardo: «Los simulacros seguirán una planificación previa que involucra a los coordinadores de las Comunidades-Luz, y el proceso será acompañado por observadores que evalúan la organización y el desempeño del grupo; a partir de los resultados alcanzados, pensando en conjunto las mejoras necesarias para cada afiliado».

«Los simulacros activan un abordaje preventivo que incluye el estudio de escenarios, la identificación de matrices de riesgo, la predicción de soluciones para diferentes situaciones, el entrenamiento de los grupos para prevenir daños y anticipar el desencadenamiento de consecuencias en las regiones afectadas, la ejercitación en los simulacros de otros principios de análisis de contexto, la identificación de prioridades, la creación de comités de coordinación temporal para optimizar los recursos humanos y materiales», explica Fray Luciano.
Poner en práctica el plan de emergencia
El primer simulacro simultáneo ya se realizó en septiembre y el reto consistía en preparar únicamente los alimentos disponibles, como conservas, harina, productos deshidratados y artículos cultivados en las propias Comunidades-Luz y Núcleos-Luz, pero con un grado de dificultad aún mayor: cocinar todo sin utilizar gas ni electricidad.


Reto aceptado y puesto en práctica, los representantes de las filiales nos cuentan cómo fue la experiencia:
Núcleo-Luz Sagrado Céu, Belo Horizonte – MG:
La simulación de la comida trajo aprendizajes importantes, como la adaptación a los procesos a lo largo de los días. El uso de la cocina de leña, que se había dejado de utilizar anteriormente, se reactivó y se incorporó a la rutina, lo que fue una sorpresa positiva.


Comunidad-Luz Nova Terra, Teresópolis, RJ:
La experiencia puso de relieve el valor de la cohesión del equipo y la claridad de las responsabilidades. La reactivación de la cocina de leña unió a los participantes y se tomó la decisión de utilizarla tres veces por semana, reforzando su relevancia en la vida cotidiana.


Comunidad-Luz Fraternidad de Aurora, Paysandú – Uruguay
Considerado un éxito por el equipo de la Comunidad-Luz, el simulacro exigió algunos ajustes en la planificación para el uso efectivo de la cocina, como empezar a trabajar más temprano, pero fue un éxito gracias al esfuerzo colectivo.


Comunidad-Luz Figueira, Carmo da Cachoeira – MG:
El simulacro dio buenos resultados, principalmente debido a la responsabilidad atribuida a los coordinadores de área, que garantizaron la difusión de la información y la adhesión entusiasta de la Comunidad-Luz en su conjunto. Se reforzó la integración, con la colaboración de todas las áreas en la preparación de la comida, lo que fomentó mucha unidad. Surgieron desafíos, especialmente con la alimentación de ancianos y niños, que fueron superados con amor y cuidado. La experiencia puso de relieve la necesidad de instalar cocinas de leña en todas las áreas y de continuar con prácticas alimentarias más saludables.


Comunidad-Luz de la Hermandad – Córdoba, Argentina:
En la Comunidad-Luz de la Hermandad, las inclemencias climáticas, especialmente el viento, presentó un desafío adicional para el manejo de la cocina. A pesar de las dificultades, hubo una respuesta positiva a la dieta restringida, con los participantes adhiriendo al ejercicio y sorprendiéndose a sí mismos con su capacidad de adaptación.


Núcleo-Luz Casa Inmaculada del Alivio del Sufrimiento (ICAS) – São Carlos, SP, Brasil
La experiencia en el Núcleo-Luz de São Carlos de construir una cocina improvisada generó una movilización colectiva que minimizó las dificultades emocionales y destacó la necesidad de que todos estén preparados para emergencias, promoviendo tanto ajustes prácticos como el fortalecimiento del sentido de unidad.


Núcleo-Luz Sagrada Casa de Maria, Mãe Paulista – São Paulo, SP:
La adaptación al uso de la cocina de leña fue uno de los principales desafíos, pero aportó importantes lecciones sobre vigilancia y simplicidad. La experiencia demostró que la cantidad de alimentos era suficiente e incluso sobrante, reforzando la idea de que es posible vivir con menos, siempre que se mantenga la calidad nutricional.


Ricardo valora muy positivamente el simulacro y afirma que la experiencia aportó importantes aprendizajes sobre planificación, adaptación y capacidad para superar retos. Y destaca «la relevancia de la vigilancia y la preparación ante emergencias, pero sobre todo el fortalecimiento de la unidad entre los participantes».

En octubre, la atención se centrará en el uso eficiente del agua, teniendo en cuenta las altas temperaturas y la escasez que afecta a las distintas regiones donde se encuentran las filiales. Esperemos los resultados.
