Conmemorando el 16 de noviembre, establecido por las Naciones Unidas como el Día Internacional de la Tolerancia, la Fraternidad – Misiones Humanitarias Internacionales (FMHI) recuerda la importancia de la tolerancia en la promoción de la convivencia pacífica entre diferentes culturas, pueblos y etnias.

En el contexto de la migración forzada, los pueblos indígenas venezolanos que viven actualmente en Boa Vista, Roraima, Brasil, son un ejemplo de cómo permanecer pacíficos y respetuosos frente a las diferencias culturales y a pesar de los constantes desafíos migratorios. Nos muestran que la tolerancia es un elemento esencial para promover el respeto mutuo y la valoración de la diversidad cultural.
La servidora humanitaria Aajhmaná, de la Coordinación de la Misión Roraima Humanitaria (MRH), nos cuenta cómo se promueven las diferentes facetas de la tolerancia en el Centro Cultural y deFormación Indígena (CCFI), donde tiene lugar la Misión y donde se reúnen una diversidad de pueblos durante las actividades: tolerancia cultural, de género y generacional. Aajhmaná nos introduce en el ejercicio de la tolerancia basada en aprender, entender y comprender al otro con sus particularidades.

La tolerancia también consiste en tener paciencia y una escucha activa y atenta a quienes tenemos a nuestro lado, más allá de las diferencias que puedan o no existir. Ella comparte con nosotros que «la importancia del Día Internacional de la Tolerancia para las misiones humanitarias no está solo en el sentido más amplio, sino también en las acciones más pequeñas, en la forma en que miramos a los otros y en los más pequeños gestos hacia las personas con las que trabajamos, nuestras familias, las personas que vemos todos los días y nos encontramos en la parada de ómnibus, en la farmacia o en la calle, y también en nuestros pensamientos». Sobre esta base, la Misión Roraima Humanitaria pretende promover la tolerancia y el diálogo entre los pueblos indígenas y la comunidad de acogida de Boa Vista.
Como estrategia para promover el diálogo intercultural, se proponen diversos eventos y actividades, como talleres sobre conocimientos tradicionales y ferias interculturales indígenas, en las que cada pueblo indígena puede compartir sus propios conocimientos y aprender con los pueblos vecinos.
Los talleres de conocimientos tradicionales abarcan la medicina, la artesanía, las vasijas de barro, el algodón y el tejido, la gráfica en cuero, la biojoyas y las danzas. En estos eventos organizados por Fraternidad – Misiones Humanitarias (FMHI), cada pueblo aporta sus conocimientos, técnicas y enfoques aprendidos de sus antepasados. Los demás pueblos que participan en las actividades aprenden de estos saberes compartidos y contribuyen con su punto de vista desde sus propias culturas y tradiciones. Este intercambio crea un espacio de paciencia, tolerancia y resiliencia en el que los participantes dan, comparten y reciben.

La Feria Indígena Intercultural, que tiene lugar en la Misión Roraima Humanitaria desde 2021, es un óptimo ejemplo de este tipo de espacio en el que convergen personas de diversas nacionalidades, tanto indígenas como no indígenas. De esta forma, la cultura indígena se comparte entre los diferentes pueblos nativos y también entre los no indígenas, como los residentes de Boa Vista y los trabajadores humanitarios de diferentes instituciones y agencias. Todos se reúnen en este espacio para aprender y admirar las habilidades y conocimientos tradicionales indígenas presentados en forma de artesanía, remedios, alimentos y representaciones culturales de música, danza, dibujo y arte.
Además de promover talleres de conocimientos tradicionales y ferias interculturales indígenas, el CCFI contribuye a fortalecer la tolerancia de la identidad cultural de los pueblos indígenas mediante diversos intercambios, como tutorías, apoyo a emprendedores indígenas y un taller de costura.

Aajhmaná señala que una de las principales cosas que aprendió fue a entender el espacio y el tiempo del otro, en este caso el de los pueblos indígenas. La comprensión del tiempo, que también difiere entre las nacionalidades, fue uno de los principales desafíos para los trabajadores humanitarios de Fraternidad – Misiones Humanitarias (FMHI), que trabajan con los pueblos indígenas en Roraima desde 2016. Ella explica que la noción del tiempo de los pueblos indígenas que comenzaron a refugiarse en el norte de Brasil estaba muy relacionada con el tiempo de la naturaleza, el sol, las plantas y de los alimentos producidos. Según este criterio, no hay retraso, porque la luna, el sol y la naturaleza no se retrasan.
No obstante, esto comienza a contrastar con otro tipo de noción del tiempo en el contexto de la inserción social, por ejemplo, en el ámbito escolar, médico y de servicios públicos. En este caso, el desafío se abordó desde el diálogo y la adaptación. La Fraternidad – Misiones Humanitarias (FMHI) apoyó a los pueblos indígenas en su aprendizaje, adaptación y comprensión del tiempo en la cultura local de Roraima. Sin embargo, la asistencia en este proceso de adaptación siempre ha buscado mantener la noción de tiempo y realidad de los pueblos indígenas, para que puedan seguir vivenciando este tiempo en los momentos en que no dependen de un servicio asociado a la cultura local.
La servidora humanitaria Aajhmaná resume este gran aprendizaje: «Obedecer otra norma no invalida la propia, coexisten. Entiendo al otro y el otro me entiende, lo que significa convivir con nuestras diferencias».
Los representantes del pueblo indígena Taurepang en este contexto – Ovelio Rodríguez y José Casado (Amayikok) – comparten con nosotros sus percepciones y sentimientos sobre la promoción de la tolerancia entre sus comunidades. Ovelio nos cuenta que, para ellos, esto significa reconocer las diferencias entre los pueblos indígenas y no indígenas y respetarlas. Menciona que una experiencia de tolerancia para él fue cuando migró a Brasil, cuando se integró y compartió con hermanos de otras etnias y otros pueblos y aprendió con ellos sobre sus opiniones y su cultura.
Amayikok cree que respetar las diferencias culturales es importante para la convivencia entre los pueblos y las comunidades. Para Amayikok, la tolerancia se experimenta en la vida cotidiana, en la iglesia, en la escuela, en el lugar donde nació, pero también ahora en Brasil, donde aprendió a valorar nuevas culturas y aprendizajes. Nos dice que la tolerancia puede contribuir a preservar sus tradiciones mediante acciones que unifican y enseñando a los niños el respeto por las culturas, a conocer sus identidades y su historia para que puedan rescatar sus conocimientos ancestrales.

