Espaço de Expressão Cultural: resgatando as tradições indígenas e promovendo a integração

 El surgimiento del proyecto

La idea del Espacio de Expresión Cultural surgió de forma espontánea. La Fraternidad – Misiones Humanitarias Internacionales (FMHI) venía trabajando desde el Centro Cultural y de Formación Indígena (CCFI) en el proceso de planificación de futuras acciones, momento en el que el profesor Alberto Conejero, miembro del pueblo E’ñepa, presentó el proyecto educativo que venía desarrollando desde hacía varios años con los niños y adolescentes de su comunidad indígena. 

Ricardo Treno, servidor humanitario voluntario, explica: «Durante nuestras reuniones con el profesor Alberto, nos dimos cuenta de la urgente necesidad de que los jóvenes e’ñepa conozcan su propia cultura. Nadie mejor que alguien de su propio pueblo para enseñarles su cosmovisión, lengua, tradiciones y costumbres y crear un puente hacia el español y el portugués». 

Al darse cuenta de esta necesidad, la Fraternidad – MisionesHumanitarias (FMHI) vio la oportunidad de ofrecer un espacio mejor estructurado y con un apoyo más amplio, aprovechando la experiencia del Sector de Intervención Educación en Situaciones de Respuesta Humanitarias y Emergencias. Ricardo añade: 

 «Nos dimos cuenta de que podíamos ofrecer un contexto más sólido y un mayor apoyo a través de nuestro Sector de Educación en Situaciones de Respuestas Humanitarias y Emergencias, beneficiando así a los niños y al proyecto del profesor Alberto».

De este modo, el Espacio de Expresión Cultural se estableció como un lugar donde los conocimientos y valores indígenas podían preservarse y transmitirse eficazmente a las nuevas generaciones, incluso en medio de situaciones de emergencia. Así, el Centro Cultural y de Formación Indígena(CCFI) comenzó a integrar instructores, formadores y facilitadores indígenas para compartir conocimientos con la comunidad afectada. 

Desde hace algunos años, el profesor Alberto trabaja con los niños y adolescentes de la comunidad E’ñepa en los albergues: «Esto comenzó por iniciativa propia, al ver las necesidades educativas de estos niños», dijo.

Así comenzó a formarse este espacio, donde los conocimientos ancestrales de la cultura E’ñepa pueden ser transmitidos a las nuevas generaciones y donde, además, los niños y adolescentes indígenas pueden recibir la formación necesaria para ingresar al sistema educativo formal sin tantas dificultades. 

Para lograr este objetivo de integración a través de la educación informal, los contenidos lingüísticos se presentan de manera sencilla y en tres idiomas, e’ñepa, español y portugués, alineados con otras áreas del conocimiento como matemáticas, estudios sociales, naturaleza e historia. La pedagogía se centra en la cultura, transformando el aula en un espacio de expresión cultural, salud mental y conexión con la naturaleza. 

El profesor Alberto cree firmemente en el impacto del proyecto y espera que esta iniciativa pueda prosperar. Cuando vivía en Venezuela, su país de origen, tuvo la oportunidad de trabajar en el campo de la educación con niños de diferentes pueblos indígenas, y ahora toda esa experiencia está al servicio del desarrollo de este proyecto.

Para él, la señal más importante es que los niños estén motivados y quieran seguir aprendiendo. También dijo que el apoyo de las familias es fundamental y por eso trata de integrarlas activamente en el proceso.  

Un espacio para la inclusión

El Espacio de Expresión Cultural posibilitó la inclusión de un grupo que habitualmente no participaba de cursos más técnicos en el CCFI. La Fraternidad – Misiones Humanitarias (FMHI) ya había trabajado con el grupo E’ñepa en encuentros interculturales y talleres de artesanías, pero este proyecto representó una victoria al integrar a niños que aún no hablaban español y debían aprender portugués, además de su lengua de origen.Ricardo Treno subraya: 

 «La presencia del profesor Alberto fue fundamental, ya que su conocimiento del contexto original permitió a los niños conectar con sus raíces culturales.

Este proyecto ha dado a Fraternidad – Misiones Humanitarias (FMHI) la oportunidad de interactuar con un grupo especialmente vulnerable, trabajando para mitigar la pérdida de valores y tradiciones en un contexto de crisis humanitaria». 

Impacto y perspectivas

Sarah, voluntaria humanitaria de la Fraternidad – Misiones Humanitarias (FMHI), destacó el importante impacto del proyecto:

«Los niños mostraron un gran deseo de aprender y adaptarse a la nueva realidad. Vinieron con mucha alegría y ganas de seguir todos los pasos que un profesor de educación integral les iba enseñando.» 

Como se trata de un proyecto inédito, las posibilidades pueden ampliarse para incluir a las familias de los niños participantes e incluso de otros pueblos indígenas, creando un espacio acogedor donde los padres también puedan participar. De esta manera, se busca fortalecer el trabajo con los E’ñepa, Warao e indígenas en general, promoviendo un compromiso más profundo con las tradiciones y saberes de estos pueblos. 

Ya se han comenzado a dar los primeros pasos en este sentido, ya que la receptividad de las familias ha sido muy positiva, trayendo esperanzas de un futuro mejor en el nuevo entorno sociocultural:

 «Los padres han comenzado a involucrarse, reconociendo la importancia de la educación en un país donde la asistencia a la escuela es obligatoria. Este cambio de paradigma quedó patente en la alegría de los padres al ver los progresos de sus hijos». 

Mirando al futuro:

El proyecto Espacio de Expresión Cultural no solo ha beneficiado a los niños indígenas, sino que también ha sido una oportunidad de crecimiento para los voluntarios de la Fraternidad – Misiones Humanitarias(FMHI). Aunque actualmente solo atiende a un pequeño número de niños, el objetivo es marcar una diferencia significativa en sus vidas, con la esperanza de ampliar el alcance del proyecto a otros grupos y pueblos en el futuro. 

Este trabajo innovador continúa con el objetivo de construir una base sólida para la preservación y transmisión de los valores culturales indígenas en un contexto de crisis humanitaria, garantizando que estos jóvenes mantengan vivo su patrimonio cultural al tiempo que se adaptan a la nueva realidad.