Famílias indígenas migrantes: cultura, resiliência e tradição

Para los pueblos indígenas, los ancianos son las personas más respetadas y admiradas de una familia. Ellos aconsejan y enseñan a los más jóvenes con su propio ejemplo de una vida dedicada a la comunidad, en reverencia, gratitud y respeto por la naturaleza, valorando siempre los hábitos y costumbres tradicionales. Este amor con el que los mayores transmiten la tradición a otras generaciones conquista a niños y jóvenes, y les hace seguir trabajando en favor de la preservación de toda una cultura ancestral. Susana, indígena akawaio, nos cuenta que la mayor enseñanza que le dio su padre fue la transmisión oral y el cultivo de la paz en la familia: la buena convivencia entre los seres queridos se basa en la armonía y la paz entre todos. «Y esta enseñanza», dice, «se la traslado a mis tres hijos». 

Hoy, 15 de mayo, es el Día Internacional de la Familia, que celebra la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU). En este día, podemos reflexionar sobre la importancia de la familia de origen como núcleo fundamental para el crecimiento y desarrollo de un indígena de un determinado pueblo, para la protección de su identidad cultural y para su reconocimiento dentro de una sociedad -a partir de la convivencia con su primer grupo social: su familia- aunque se encuentre en otro país, conviviendo con personas que tienen tradiciones, hábitos, lengua y costumbres muy diferentes a las suyas. 

La migración forzada de cientos de familias indígenas venezolanas a Brasil, debido a la crisis sociopolítica que enfrenta Venezuela, es una realidad que venimos presenciando desde 2016. Muchos indígenas, como los Warao, han emigrado a Brasil, especialmente a zonas fronterizas como Roraima, y están siendo apoyados aquí por la Misión Roraima Humanitaria, una iniciativa de la Fraternidad – Misiones Humanitarias Internacionales (FMHI). 

 

Aunque la Misión Roraima esté contribuyendo a la preservación cultural indígena de los migrantes venezolanos a los que asiste, a través de ferias interculturales, talleres y cursos promovidos en el CentroCultural y de Formación Indígena (CCFI), siempre surgen desafíos y dificultades a los que se enfrentan las familias en situación de desplazamiento forzado, como la ruptura de las redes de apoyo, los cambios en los roles familiares, la pérdida de territorios y el choque cultural. «La unidad familiar es una clave fundamental para superar el trauma. Durante estos nueve años de MisiónRoraima Humanitaria, hemos sido testigos de las historias de muchas familias. Algunas fueron hermosas – de superación y unidad, a pesar del dolor de esta migración. Otras, sin embargo, de gran sufrimiento y ruptura de lazos. Pero en todas ellas nos percibimos la importancia de la presencia, de tener un núcleo familiar en el que confiar, para superar esta situación de vulnerabilidad», dice Aajhmaná, de la coordinación de la Misión RoraimaHumanitaria. 

Las mujeres indígenas, por ejemplo, desempeñan un papel importante en el mantenimiento de las tradiciones y en el apoyo a las nuevas generaciones, pero a menudo tienen que cambiar su rutina y su papel en la familia para vender sus artesanías y ayudar a los hombres en el ámbito de la superviviencia. Cabe destacar que la presencia de mujeres originarias en el CCFI garantiza que las tradiciones ancestrales no se pierdan en este periodo tan delicado desde el punto de vista cultural. Las prácticas ancestrales convergen con las contemporáneas en el acervo de conocimientos que se viene transmitiendo a los más jóvenes de las comunidades en su vida cotidiana y a través de los Encuentros de Saberes. 

Teniendo en cuenta la importancia de la familia indígena para la perpetuación cultural, la Fraternidad – Misiones HumanitariasInternacionales (FMHI) fomenta las presentaciones musicales y de danza, así como el intercambio de conocimientos entre ancianos de un mismo pueblo y entre ancianos de pueblos diferentes, a través de la narración de cuentos que tiene lugar en las Ferias Interculturales de Boa Vista (Roraima), lo que favorece la vivencia de la cultura indígena incluso en una situación de refugio culturalmente adversa.

En este contexto, Juan Diego, servidor voluntario, relata que entre los indígenas atendidos, hay una familia entera de indígenas kariña que recibe apoyo: el padre fue nominado y premiado con equipos para su emprendimiento; la madre, tres hijos y cinco sobrinos participan en las Ferias Interculturales desde 2022, con presentaciones de música y danza de su grupo cultural. 

La pintura y la elaboración de artesanías realizadas con hojas de buriti son ejemplos de prácticas cotidianas que tienen lugar en el CCFI y que refuerzan la identidad cultural, incluso fuera de su territorio ancestral.

Los migrantes indígenas también tuvieron que adaptarse a las nuevas rutinas y estructuras de servicios de apoyo que se les ofrecían en general, como la educación escolar, la atención de salud y las formas de alojamiento en albergues de emergencia, lo que repercutió en la dinámica familiar. 

En esta fecha, aprovechamos también para destacar la importancia del papel de las organizaciones humanitarias, educadores, cuidadores y agentes públicos en este contexto de valoración de la familia, tan esencial para la preservación cultural en situaciones de refugio. El CCFI busca brindar oportunidades para que los refugiados indígenas puedan integrarse socialmente y seguir adelante con sus vidas, sin perder su esencia original, con dignidad y respeto. 

Ampliando nuestra reflexión sobre lo que la inmigración indígena venezolana puede enseñar a nuestra sociedad y a nuestras familias, podemos visualizar las oportunidades de aprendizaje que dejan las familias indígenas, que hablan de resiliencia, amor y reverencia a nuestros mayores; de proteger nuestra identidad y definir nuestro papel en el mundo; y, finalmente, de cómo superar obstáculos y proseguir la vida en unidad, y con solidaridad y cooperación.