Fraternidad – Misiones Humanitarias Internacionales (FMHI) trabaja con ONU-Mujeres en proyectos de empoderamiento de las mujeres indígenas

En el período de marzo a agosto de este año, la Fraternidad – Misiones Humanitarias Internacionales (FMHI), a través del Centro Cultural y de Formación Indígena (CCFI) está llevando a cabo, con el apoyo de ONU-Mujeres y del SENAC-Roraima, una serie de cursos ofrecidos gratuitamente a las mujeres indígenas asistidas por el CCFI. Los cursos forman parte de un plan de acción para promover el empoderamiento económico de las mujeres.

Entre los cursos de formación están: Repostería, Preparación de Saladitos, Técnicas de Panadería, Emprendimientos – Actitudes y Planificación, Corte y Costura Básica y Corte de Cabello.

La hermana María Raquel, coordinadora regional de la Misión Roraima Humanitaria, comenta que la asociación ofrece varias oportunidades de capacitación desde una perspectiva no solo del desarrollo del perfil laboral, sino también autónomo y emprendedor.

«Permitir que las mujeres indígenas migrantes y refugiadas participen en cursos de formación profesional responde a garantizar medios de vida que contemplen y construyan la inclusión socioeconómica de este segmento que, a diario, enfrenta innumerables barreras para una integración efectiva en la comunidad de acogida», enfatiza la coordinadora.

En defensa de los derechos humanos de las mujeres

Creada en 2010, ONU Mujeres tiene como objetivo unir, fortalecer y ampliar los esfuerzos mundiales en defensa de los derechos humanos de las mujeres.

En Brasil, trabaja con el gobierno y con asociados, en concordancia con los compromisos internacionales para la incorporación de las perspectivas de los derechos de las mujeres y de las poblaciones negras e indígenas.

Una de las alianzas establecidas es con la Fraternidad – Misiones Humanitarias (FMHI), a través del Centro Cultural y de Formación Indígena (CCFI), con sede en Boa Vista – Roraima, estado que acoge a unos 2500 indígenas venezolanos, según datos del ACNUR, y a varios otros grupos étnicos de Guyana, así como a indígenas brasileños del estado de Roraima y de la Región Norte.

Igualdad de género y empoderamiento de las mujeres

Mariana Salvadori, gerente de proyectos de ONU Mujeres y del Programa Moverse, a través del cual se realizan las capacitaciones en conjunto con la Fraternidad – Misiones Humanitarias (FMHI), habla sobre la importancia de los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por la ONU, con énfasis en el número 5, que aborda la igualdad de género y el empoderamiento de todas las niñas y mujeres, para superar la pobreza de los migrantes y refugiados indígenas.

Señala que el ODS 5 trae en la palabra «TODAS» la preocupación por un abordaje interseccional de los derechos humanos, que incluya a todos los grupos de mujeres, para que se avance en temas de igualdad de género, empoderamiento de las mujeres, mejorar las condiciones de vida o la protección de las mujeres en situaciones de violencia.

Y prosigue: «En este sentido, la agenda 2030, que funciona como un conjunto de principios rectores para alcanzar la sociedad a la que aspiramos, es muy clara al recomendar que nuestras acciones sean siempre inclusivas y que trabajemos sobre las especificidades de las mujeres a la hora de diseñar y apoyar a los actores locales en la elaboración de estrategias para reducir las desigualdades de género y el empoderamiento económico. Algunos de los problemas a los que se enfrentan las mujeres indígenas refugiadas y migrantes en Brasil son específicos y, por lo tanto, es importante partir de un abordaje determinado que se construya, especialmente, a partir de la escucha de estas mujeres y sus principales demandas».

En cuanto a los cursos de capacitación ofrecidos, Mariana dice que los temas se definieron a partir de la escucha de las principales demandas de las mujeres, como cursos de emprendimiento y profesionalización en áreas en las que pueden emprender negocios.  Además de la capacitación en áreas de mayor posibilidad de contratación, teniendo en cuenta  las necesidades del mercado, los cursos ofrecen algunas técnicas básicas de gestión y cómo organizar sus negocios.

Destaca la importancia de la asociación de ONU Mujeres con la Fraternidad – Misiones Humanitarias (FMHI). «Para ONU Mujeres es muy importante que las organizaciones de la sociedad civil, los gobiernos y también el sector privado puedan mirar a las mujeres refugiadas y migrantes con consciencia intentando que cada una, dentro de su ámbito de acción, pueda promover medidas y realizar acciones para reducir las desigualdades de género y contribuir para una mayor y mejor inserción socioeconómica de las mujeres venezolanas en Brasil.  En este sentido, el trabajo con la Fraternidad es clave para que las buenas prácticas y los buenos resultados se extiendan a más mujeres».

La consultora de ONU Mujeres para el programa Moverse, Erika Hurtado, destaca el desafío de promover la autonomía socioeconómica de las mujeres indígenas y, al mismo tiempo, preservar su identidad y sus raíces culturales ancestrales:

«Desde nuestra experiencia, las mujeres siempre tienen muy claras cuáles son sus principales demandas y necesidades, y sobre todo sus propuestas para satisfacer sus propias demandas. Así, siempre han mostrado una gran preocupación por la familia y la comunidad, subrayando que una mujer indígena sólo se siente empoderada cuando otras mujeres indígenas tienen acceso a las mismas oportunidades. En otras palabras, el empoderamiento económico de las mujeres indígenas es entendido como un proceso profundamente colectivo y así debe ser abordado.»

«Construir propuestas que se alineen con esta lógica sigue siendo un gran desafío. En cuanto a la preservación de las prácticas ancestrales, la Operación Acogida viene implementando acciones que valorizan los saberes indígenas, como la creación de espacios para la preservación de costumbres y tradiciones, incluyendo espacios para niños indígenas y la creación de escenarios y actividades de expresión e intercambio artístico y cultural.

Muchas mujeres indígenas encuentran en la elaboración de artesanías y comidas tradicionales una posibilidad de generación de ingresos, así como en el ejercicio de actividades de  interpretación de la lengua, la mediación cultural, la docencia y otras actividades profesionales», añade Erika Hurtado.

Impacto de las capacitaciones en la vida de las mujeres indígenas

«Nos complace encontrar mujeres con gran interés en adquirir conocimientos específicos del contexto brasileño para conservar y enriquecer los que ya tienen históricamente. Hasta ahora, la mayoría de los cursos a los que han asistido han sido en el área de gastronomía, y dicen que han encontrado formas de combinar algunas comidas tradicionales venezolanas con comidas tradicionales del norte de Brasil. Incluso sabemos que están madurando la idea de un colectivo para la preparación de alimentos», comenta Erika Hurtado.

«Las nuevas técnicas y conocimientos que hemos recibido durante los cursos de formación en panadería y repostería nos han ayudado mucho. Ya estamos preparando panes para vender en las Ferias Interculturales. Ahora mi sueño es aprender a decorar los alimentos», dice Micaila R. P. Houston, de la etnia akawaio.

La indígena Discarlis C. R. Jaramillo, de la etnia warao, cuenta agradecida cómo los cursos de capacitación han contribuido a mejorar la calidad de vida de su familia: «Estoy aprendiendo muchas cosas nuevas y sé que tengo que seguir practicando. Tengo cuatro hijos, y mi marido y yo queremos organizarnos y en el futuro intentar tener nuestro propio negocio».

La servidora humanitaria, voluntaria de la Fraternidad – Humanitaria (FMHI), Lucía Alvarez Reyes, quien acompañó a las mujeres indígenas durante los cursos de preparación de saladitos, panadería y repostería, explica que estos cursos forman parte del Programa de Formación Continua para el Desarrollo (PFCD) que lleva a cabo la CCFI, y tiene como objetivo «incentivar el desarrollo integral de las participantes a través de la movilización de competencias humanas y herramientas técnicas pertinentes a su trayectoria de vida e inserción productiva en el mundo del trabajo, para que el individuo pueda lograr su autonomía, asumiendo responsabilidad y protagonismo en su vida personal y colectiva».

La servidora humanitaria habla del entusiasmo de las mujeres indígenas durante los cursos de formación y de sus ganas de aprender cosas nuevas. «Cuando termina un curso, inmediatamente preguntan cuáles serán los siguientes, porque siempre quieren aprender más».

Erika Hurtado también destaca que «a nivel comunitario, las mujeres indígenas han expresado su compromiso de estimular y fomentar la participación de otras mujeres en iniciativas de capacitación e información, compartiendo los beneficios de las experiencias y fortaleciendo los lazos familiares y comunitarios.»