Misión Chaco profundiza unión interna con la Consciencia Indígena en el norte argentino

Renovada por la energía juvenil, la Misión Chaco entró en una nueva etapa de servicio y unión con la Consciencia Indígena. Al cabo de diez encuentros, este emprendimiento humanitario que se desarrolla desde enero de 2016 en la provincia de Chaco, República Argentina, incluyó por primera vez a miembros de la Juventud Misionera por la Paz. Esto ocurrió durante las jornadas que se realizaron el 17 y 18 de noviembre de 2018.

En la oportunidad participaron 10 jóvenes de Buenos Aires, Córdoba y San Luis, quienes aportaron creatividad, fuerza y dinamismo. “El grupo se sintió revitalizado con la presencia de estos jóvenes que vienen con nuevas ideas y con nuevos impulsos para seguir expandiendo la misión”, aseguró Marcos Renaudo, coordinador de la Red-Luz Argentina-Norte y de la Campaña de la Juventud por la Paz en la Argentina.

“Sentí que empezaba algo nuevo, muy grande, con bases muy firmes”, confirmó Florencia Biancalana, una de las voluntarias.

Prueba de fe

Jóvenes dieron vida a una obra de títeres

Esta décima edición comenzó con una prueba de fe, ya que las intensas lluvias caídas en la provincia chaqueña retrasaron la visita a las comunidades indígenas. El grupo se mantuvo en oración durante la mañana del 17 de noviembre y ya en horas de la tarde pudo dirigirse a una aldea QOM ubicada en la localidad de La Leonesa.

En el lugar fue recibido con mucha hospitalidad y pudo efectuar todo lo previsto: corte de pelo y lavado de cabeza; asistencia odontológica; desparasitado y vacunación de animales domésticos; actividades recreativas y; presentación de una obra de títeres, que dejó fascinados a los niños.

Para Elsa Viera, la presencia de la lluvia, el viento, y el sol marcaron el inicio del nuevo tiempo al cual se refirieron varios participantes: “pudimos comprender que nuestra tarea misionera no solo está pasando a formar parte de algo mayor, aún desconocido, sino también que nuestro camino misionero comienza a asumir responsabilidades más amplias que nos ofrecen otros desafíos”, dijo la misionera.

Consciencia propia

Unión con la Naturaleza

El segundo día, los voluntarios se trasladaron a la comunidad Qom de Costa Ine, donde respondieron a un pedido: la concreción de un merendero. Instalaron una cocina de seis hornallas con garrafa de gas, y dejaron tazas, platos, ollas, sartenes, así como algunos alimentos. También dieron el impulso inicial a una huerta comunitaria, desplegaron tareas lúdicas con los niños y brindaron atención odontológica.

“En esta décima edición se manifestó la nota que caracteriza a la Misión Chaco: por un lado, la unidad con que se mueve el grupo y, por otro, una intensa alegría. Se percibió que ella tiene un alma propia, que va más allá de cada uno de sus integrantes, es como una consciencia, muy viva, que la trasciende”, comentó, a modo de evaluación general, Mabel Jozami.

“Creo que para todos fue bien perceptible que existe una red que nos mantiene profundamente conectados a estos hermanos Qom”, complementó Isabel Anderson.

Visiblemente emocionado, Eriberto Escobar testimonió: “Se siente algo muy lindo, inolvidable, de poder dar y de poder recibir. Cada sonrisa, cada gesto, los chicos vienen y te abrazan, yo sentí una felicidad muy grande”.

Unión profunda

Lavado de cabeza de niñas Qom

Como demostración de la unión profunda entre misioneros y comunidades asistidas, Viviana Walsh y Elsa Viera rescataron dos anécdotas: la primera fue protagonizada por una niña con Síndrome de Down, quien en La Leonesa participó activamente de todas las propuestas recreativas en grupo (pintó, cantó, bailó y se divirtió con la obra de títeres), algo completamente inusual en ella, según confirmó el cacique.

La otra muestra de unidad la ofreció una menor en Costa Ine: “estábamos sentados en círculo, cantando, riendo, compartiendo miradas. En cierto momento, nos tomamos todos de las manos, la niña que estaba a mi lado, de unos 6 años de edad, cerrando y escondiendo su pequeña mano en la mía, dijo: ‘esta no es mi mano…’ y señalando la mía, afirmó: ‘Esta es mi mano…’. Como creí no entender, le pregunté qué había dicho, y ella, escondiendo aún más su manito en la mía, dijo: ‘¿No ves?… Esta no es mi mano…, y señalando de nuevo la mía dijo: ‘Esta es mi mano…’, contó Elsa y agregó que con sus palabras, la niña había expresado el principio universal de que ‘todos somos UNO’ y también que todos somos parte de la Misión única que, como humanidad, vinimos a cumplir en la Tierra.

Los interesados en vivir esta escuela de amor al prójimo pueden entrar en contacto con la Red-Luz Argentina/Región Norte, por medio del email:

redluzargentina.norte@fraterinternacional.org