Las acciones de los seres humanos, su forma de vida y sus elecciones tienen un gran impacto en los ecosistemas del planeta y alteran significativamente los ambientes naturales.
El Día Mundial del Medio Ambiente se celebra el 5 de junio como lo instituyó la ONU, y tiene como objetivo despertar en todos la consciencia sobre los problemas ambientales provocados por una forma de vida desordenada, así como ofrecer una oportunidad para el debate social en la búsqueda de soluciones adecuadas y reparadoras para la preservación del planeta.
En los refugios gestionados por la Fraternidad – Federación Humanitaria Internacional (FFHI), en Roraima, con el apoyo de la Agencia de la ONU para Refugiados(ACNUR), son muchos los retos ante cuestiones que afectan directamente al medio ambiente, como la gestión de residuos, abastecimiento de agua limpia., saneamiento básico y asimismo la respuesta a la actual situación pandémica.
El coordinador de infraestructura y WASH ( –sigla, en inglés-de Agua, Saneamiento y Promoción de la Higiene) de los cinco refugios administrados por la Fraternidad – Humanitaria (FFHI), el ingeniero civil Daniel, explica que las acciones se basan en “uno de los principios de la Carta Humanitaria que es el derecho a una vida digna y el derecho a recibir ayuda humanitaria”.
Así, las cuestiones relacionadas con la promoción de la higiene, del abastecimiento de agua, de la gestión de deshechos y residuos sólidos, así como la problemática de los brotes de enfermedades, se tratan de acuerdo con las normas establecidas en el Manual Esfera, que garantiza no solo una adecuada acogida en los albergues sino también que las normas establecidas son efectivas y que ayudan a proteger el medio ambiente.
Se han impartido varias conferencias principalmente sobre temas relacionados con el incentivo de la promoción de buenas prácticas de higiene y, según Daniel, “la participación comunitaria ha sido fundamental para haber logrado una respuesta más eficiente”.
Así, el equipo de misioneros voluntarios y contratistas presentes en los refugios ofrece a la comunidad muchas acciones de sensibilización, algunos de ellos, con el objetivo de refrendar y respetar las costumbres y cultura de los indígenas acogidos, atender la demanda de estos grupos e incluso contar con su propia experiencia.
Huerta medicinal
Entre ellos, se encuentra el inicio de la ejecución de un huerta mandala para el cultivo de Hierbas medicinales, según informa la hermana María de Lourdes, monja de la Orden Gracia Misericordia: ‘’el proyecto surgió a partir de la demanda de las madre indígenas que querían tener acceso a medicinas naturales capaces de tratar los problemas de salud más comunes, como los dolores de cabeza, resfríos, problemas estomacales o intestinales, etc.”.
Este cultivo de plantas medicinales se denominó Huerta Medicinal y cuenta con la experiencia de los mismos indígenas; como subraya la monja, “uno de los dos jefes de refugio es un conocedor de la medicina natural y colaboró mucho con todo lo que se relaciona con las plantas medicinales”.
También, según la monja, para la construcción de este huerto cuentan con un manual de fitoterapia Warao: Plantas Medicinales Warao, de Werber Wilbert. “Estamos usando este manual como apoyo, pues contiene información sobre las plantas medicinales Warao, pero nos adaptamos según las plantas que tenemos aquí, en Brasil”, explica.
Adolescentes, jóvenes y adultos están participando en el cuidado y mantenimiento de la huerta mandala. “Es muy bueno, porque todo el mundo está muy interesado en este tema, se está dando a conocer las actividades, y muchos integrantes de otros abrigos están invitados a participar”, agrega la Hermana María de Lourdes.
Educación para el cuidado del medio ambiente
También se ofrecen algunos talleres especiales a los refugiados, como una forma de celebrar esta semana ambiental. Uno de ellos, realizado con los niños, se centra en concienciar sobre la importancia de separar los residuos y reciclar materiales. Se ofreció asimismo otro taller para la preparación de desinfectante natural y detergente naturales a base de limón.
Se trata de pequeños incentivos, simples actividades de sensibilización que, bien aplicadas en los albergues de refugiados, pueden ayudar mucho a promover el uso correcto de los recursos naturales para satisfacer las necesidades diarias, y contribuir así a minimizar los efectos antropogénicos que tanto daño ocasiona al medio ambiente.
