Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el 55% de la población mundial, es decir, 4200 millones de personas, vive en centros urbanos. Hasta el 2050, otros 2500 millones de ciudadanos habrán elegido una ciudad para vivir.
Evidentemente, el futuro de la humanidad es un futuro urbano para el que los países, las ciudades, las comunidades, los individuos y las instituciones deben organizarse y cooperar mutuamente con el fin de producir conocimientos, tecnologías y educación para las generaciones futuras con el fin de mitigar y superar las fragilidades sociales, económicas y medioambientales de la población.
Ante su importancia en la constitución de los tejidos sociales contemporáneos, las ciudades también están incluidas en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en el Objetivo 11, que propone «lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles» y recibieron una fecha conmemorativa por parte de la ONU, celebrada el 31 de octubre como Día Mundial de las Ciudades, destinada a promover el interés de la comunidad internacional por la urbanización mundial, impulsar la cooperación entre los países para aprovechar las oportunidades y hacer frente a los desafíos de la urbanización y contribuir al desarrollo urbano sostenible en todo el mundo.
Impactos sufridos por las ciudades contemporáneas
En los últimos años, el recrudecimiento de los conflictos armados, las crisis económicas, las persecuciones, los efectos del cambio climático y las crisis humanitarias han provocado que 114 millones de personas vivan en situación de desplazamiento forzoso en todo el planeta, según un informe 2023 de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
El conflicto en Oriente Medio, que estalló el 7 de octubre, queda fuera del periodo cubierto por este informe y, por lo tanto, no tiene en cuenta sus consecuencias en términos de desplazamiento humano.
Todas estas situaciones tienen un impacto directo en la calidad de vida de las poblaciones urbanas, las que, como organismos vivos, están en constante proceso de transformación.
En este flujo continuo, millones de migrantes y refugiados llegan a las ciudades con necesidades urgentes de ayuda humanitaria. Las ciudades que los acogen deben realizar un esfuerzo continuo para integrarlos y garantizarles condiciones de salud, alojamiento, alimentación, educación, protección y bienestar.
No habría forma de hacer frente a las desigualdades sin una recepción estructurada de un creciente número de personas en situación de vulnerabilidad llegando a las ciudades.
«En estos contextos de crisis, los grandes centros urbanos se ven especialmente afectados y requieren un enfoque igualmente especializado. La respuesta humanitaria, dentro de esta realidad, se beneficia enormemente de las perspectivas aportadas por la publicación ‘Usando las Normas Esfera en Escenarios Urbanos”, una guía complementaria del Manual Esfera, originalmente en inglés por Shpere y traducida al portugués brasilero por el equipo de Irdin Editora en colaboración con la Fraternidad- Federación HumanitariaInternacional (FFHI)«, explican los servidores humanitarios Ricardo Treno y Gabriel Cyrilo, que forman parte del equipo de capacitadores del Sector de Intervención de Capacitación Humanitaria de Fraternidad- Misiones HumanitariasInternacionales (FMHI).
«Este documento aporta experiencia, lecciones aprendidas e indicaciones para que podamos adaptar nuestra respuesta e intervención a las especificidades de la vida en las grandes ciudades, que traen sus propios desafíos», añaden.
Capacitación en las normas Esfera
El Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos, ONU-Hábitat, señala que hay más de 1000 millones de personas que viven en asentamientos informales en ciudades y comunidades de todo el mundo.
«Las conocidas imágenes de campos de refugiados en lugares remotos son sólo una parte de la realidad de la migración y refugio, y las capitales y grandes ciudades de los países azotados por las crisis, que acogen a personas en estas condiciones, son vistas como puntos de ayuda y ofrecen posibilidades de futuro a las personas que atraviesan estas dificultades», señalan los servidores humanitarios.
«En las capacitaciones desarrolladas por la Fraternidad- Misiones Humanitarias (FMHI) transmitimos estos contenidos, no sólo como información adicional, sino que intentamos que los participantes reflexionen sobre sus propias experiencias, puesto que ya se han enfrentado a situaciones de crisis y migración forzosa en entornos urbanos, como fue el caso de los entrenamientos realizados por la Fraternidad – Misiones Humanitarias I (FMHI) en algunas ciudades europeas como Atenas y Varsovia que se enfrentan directamente con este escenario», subrayan.
Una ciudad mejor para todos
Como una de las más grandiosas creaciones humanas y generadoras de más del 80% del PBI mundial, las ciudades son un ecosistema vivo, no un sistema cerrado en sí mismo, inmutable; por lo tanto, siempre existe la oportunidad de corregir errores y dirigir su desarrollo hacia un camino más sostenible, capaz de producir una mejor calidad de vida y la inclusión de todas las personas, tanto como promover la toma de consciencia y la resiliencia para que la humanidad pueda afrontar y superar los retos globales en cooperación mutua.