Cosecha de frutillas

El 8 de octubre, servidores humanitarios de la Fraternidad – Misiones Humanitarias Internacionales (FMHI) se desplazaron a Viana de Castelo, al norte de Portugal, para realizar una recolección de excedentes de producción de frutillas en la propiedad de un agricultor local, colaborador de la institución.

Esta acción se llevó a cabo en el ámbito del Proyecto de Alimentación y Seguridad Alimentaria, que amplía la red de contactos con los productores, captando los excedentes de producción que en la mayoría de los casos se desperdiciarían. El sobrante de alimentos se produce generalmente por la sobreproducción de frutas y otras verduras, que se pierden en las plantaciones al no ser comercializadas ni vendidas por otros medios.

Las donaciones se transforman en productos como jaleas y productos deshidratados, que contribuyen tanto a la autosostenibilidad de la Misión Europa como para planificar modelos de distribución para las misiones humanitarias de la Fraternidad – Misiones Humanitarias (FMHI) en otras regiones del planeta.

El desperdicio de alimentos y su impacto medioambiental

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), un tercio de los alimentos producidos globalmente para consumo humano se pierde o se desperdicia, lo que equivale a 1.300 millones de toneladas al año, mientras que unos 870 millones de personas pasan hambre en el mundo.

Estas cifras exorbitantes por sí solas ya revelan una enorme contradicción de nuestros tiempos, y junto a estos datos, sin embargo, hay una serie de derroches ocultos. Esta cadena de producción y distribución de alimentos necesita agua, tierra, fertilizantes, electricidad y combustibles fósiles. Y cuando la comida se desperdicia se lleva consigo todos esos recursos que se utilizaron, causando impactos ambientales que pueden ser irreversibles.