Expo-Sá: viviendo con el arte

El canto, el dibujo, la pintura y la poesía llenaron todos los espacios del albergue Tancredo Neves, en Boa Vista, en la mañana del 3 de octubre. Expo-Sá fue el nombre elegido para este evento que combinó exposición con velada, dando lugar a un crisol de culturas, ¡lleno de alegría y belleza!

Este fue el resultado de un mes de trabajo de la misionera voluntaria de la Fraternidad – Federación Humanitaria Internacional (FFHI), Rose Dália de Oliveira. Cantante lírica y cursando el doctorado en Interpretación Musical de la Unicamp, al recibir la invitación de la Fraternidad – Humanitaria (FFHI) para participar en la Misión Roraima, pensó en el trabajo vocal a través de un taller coral.

Al llegar al refugio, percibió que el potencial artístico de los refugiados se extendía a muchas otras formas de expresión además de la música. Descubrió poetas, cantantes, escritores, pintores, compositores, diseñadores, y decidió reunirlos para una obra más amplia.

“Me di cuenta de que podía desarrollar un trabajo grupal con el coro, pero también podía evidenciar los otros talentos que estaban allí, para que pudieran expresarse de una manera más libre y personal”, dice Rose Dália.

La misionera escribió un proyecto presentando sus ideas y lo envió al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Proyecto aprobado! Es hora de actuar.

Rose Dália
Rosedália misionaera voluntaria da Fraternidad – Humanitaria (FFHI)

Los desafíos

Para llegar al día de la Expo-Sá se tomaron muchos caminos y se superaron algunos desafíos. Cuando comenzó a contactar con los refugiados, Rosedália refiere que «se dio cuenta de que sería un gran desafío desarrollar el trabajo en grupo, debido a todos los traumas y otras situaciones vividas por cada uno».

La misionera voluntaria persistió en su intento, recibiendo consejos de colaboradores más experimentados, de cómo unirlos, cómo lograr hacer emerger la armonía en la diversidad. Pero, según Rose Dália, “algo mayor fue guiando todo”. Como parecía que se había contagiado con Covid-19, tuvo que ausentarse durante una semana hasta que llegó el resultado, que fue negativo. “Saber que mi pasantía allí solo sería de 30 días, me hizo entregar la situación, aunque solo una persona, o nadie, apareciera para la exposición / velada”.

«Es necesario saber vivir»

“Al salir del aislamiento, noté que los participantes, en realidad, se estaban reuniendo, teniendo diversas ideas, inclusive del uniforme, del logo para la camiseta y de la invitación. Observar que todos participaban y apoyaban, inclusive las participaciones solistas, me conmovió mucho. Fue un momento de inmensa alegría y superación donde cada uno se abrió al otro, a los valores de los otros”, relata la misionera.

Rose Dália recuerda que “los hombres del coro, bastante desafinados en relación a las mujeres, me preguntaron por qué era así; al responder que ellas eran muy aplicadas, pues las veía reunirse para estudiar, ellos reconocieron que fueron displicentes y se organizaron. Y el resultado fue que en tan solo un día, el de la pre-presentación, memorizaron (aprendieron) la música”.

La canción elegida para la presentación “Es necesario saber vivir”, de Roberto Carlos, fue cantada por un coro diverso y plural, compuesto por 14 personas: mujeres, LGBTQI +, hombres, ancianos, personas con discapacidad (incluso uno con discapacidad auditiva). El retrato de una multiplicidad perfecta describe toda la experiencia vivida por la misionera y los demás participantes del evento.

“Fue una victoria de todos nosotros, en nombre de una unión y de una colaboración común, que es lo que traduce la palabra fraternidad”, concluye Rose Dália.