Vivencia Misionera de julio incluyó talleres de capacitación de los participantes

En julio, la Vivencia Misionera mensual de la Fraternidade – Federación Humanitaria Internacional (FFHI) comenzó a incluir actividades de instrucción, a fin de complementar la formación de los participantes. De esta manera, los voluntarios no solo tuvieron la oportunidad de experimentar el servicio desinteresado a los más necesitados sino que también adquirieron nociones básicas sobre primeros auxilios y sobre técnicas de narración de cuentos.

La Vivencia Misionera se realizó en la semana del 16 al 22 de julio de 2018 y contó con la participación de 28 personas, provenientes de numerosas ciudades del Brasil, así como de Argentina, Chile, Ecuador y Paraguay.

Socorrismo

El curso de socorrismo estuvo a cargo de integrantes del Grupo Solar y se desarrolló en la sede de la FFHI. De acuerdo a Helentiana Paiva, una de las instructoras, la propuesta despertó vivo interés en todos los presentes, quienes hicieron muchas preguntas y acompañaron activamente todo el entrenamiento.

Cuentos

Taller de narración de cuentos

El mismo grado de adhesión recibió el taller de narración, el cual, se realizó en el Galpón de San José. Tuvo la finalidad de dotar a los voluntarios de herramientas para los momentos de interacción con los internos de asilos, hospitales, escuelas diferenciadas y otras instituciones de asistencia social. Asistieron también como alumnas invitadas, cuatro profesoras de instituciones educativas de Carmo da Cachoeira (MG).

Donaciones

El Galpón de San José, un local de distribución de donaciones administrado por los misioneros de la Fraternidade, abrió de manera especial el domingo 22, como parte de la Vivencia Misionera.  Las familias atendidas tuvieron también la oportunidad de aprender ejercicios de relajación.

Ayuda al enfermo

Reforma de la casa de un enfermo

A mediados de semana, la Vivencia Misionera se trasladó a la casa de una familia de escasos recursos, en donde el jefe de hogar se encuentra en delicado estado de salud, víctima de una fibrosis pulmonar. Allí, los voluntarios ayudaron a reformar el dormitorio del paciente, de acuerdo a las orientaciones impartidas por el médico tratante, a fin de ofrecerle mejores condiciones de descanso.

“Fue una experiencia inusitada, inclusive ese día, en que estábamos una gran cantidad de colaboradores, acertó a pasar por la puerta de la casa un camión que compraba hierros viejos. La coyuntura sirvió para liberar espacios de muchos residuos acumulados durante años y para proveer a la humilde familia de recursos para la compra de medicamentos”, relató Luzia Serdano, coordinadora del evento misionero.

Puntos de vista

Alejandro Leirsch, de Buenos Aires, Argentina, y ya con varias Vivencias Misioneras en sus alforjas, sostuvo que cada una de ellas ofrece nuevas experiencias y nuevos aprendizajes. “La convivencia grupal es una gran escuela donde se aprende a respetar a cada uno tal como es, con sus propios tiempos, temperamento y peculiaridades. Frente a las dificultades hay que poner actitud, buenos pensamientos, concentrarse en la tarea, sin dejarse invadir por el pesimismo”.

Júlio Cézar de Campos, de Monte Azul Paulista (SP), afirmó que estaba muy feliz, a pesar de haber caído del techo durante un servicio y haber quedado hospitalizado, “porque también pude vivir muchas otras cosas agradables y compartir con un grupo maravilloso, de gran sensibilidad e integridad, que puso amor en cada acto”. Añadió que estaba feliz también por haber venido con su hijo “porque estoy seguro que los aprendizajes adquiridos aquí servirán para toda la vida”.

Laerte Willmann, de la Red-Luz de Valença, Río de Janeiro, consideró que la Vivencia constituye una experiencia rica e intensa, “tanto que al principio no pude adaptarme al ritmo, pero con el correr de los días pude encontrar momentos de serenidad para vivir cada experiencia también internamente”.

Más informaciones
secretaria@fraterinternacional.org