El 1.° de octubre de 1991, fecha en la que se aprobó la Resolución 46/91 de la ONU, se adoptaron los Principios de las Naciones Unidas en defensa de los derechos humanos de las personas mayores, que incluyen la independencia, la participación, el cuidado, la realización personal y la dignidad. Hoy, 33 años después, la Fraternidad – Misiones HumanitariasInternacionales (FMHI) destaca, en este día, la importancia de valorar a las personas mayores, especialmente en las culturas indígenas.
La rica diversidad cultural indígena, manifestada en la lengua, en la vestimenta, en las tradiciones y en la gastronomía, con centenas de formas diferentes de comprender e interactuar con la vida, el medio ambiente y lo sagrado, proviene de las distintas maneras en que los pueblos originarios se organizan entre sí en las diferentes comunidades. En este contexto, los ancianos son referentes para todos los descendientes y los responsables de mantener viva la identidad cultural dentro de cada etnia, es decir, todo aquello que los diferencia de otras etnias y los torna pueblos únicos.
Yumelis Tovar, joven del pueblo Warao, nos trajo a todos la reflexión, en este día, que «…ellos son los verdaderos practicantes de la cultura y de la tradición ancestral. Debemos apoyarlos siempre ya que, a esa edad, necesitan nuestro apoyo y acompañamiento.»

Buscando la perpetuidad cultural de los pueblos indígenas a través de los ancianos de la Misión Roraima Humanitaria
Desde esta perspectiva de fomentar la perpetuidad cultural de los pueblos indígenas, la Fraternidad – MisionesHumanitarias (FMHI), a través de la Misión Roraima Humanitaria, ha llevado a cabo acciones esenciales para la preservación de la identidad de los pueblos indígenas con talleres que incentivan la vivencia de prácticas tradicionales en el Centro Cultural y de Formación Indígena (CCFI).
Los talleres abarcan desde la práctica de la medicina tradicional, la producción de vasijas de barro, la artesanía, la creación del proyecto Espacio de Expresión Cultural, hasta la narración de historias por parte de los ancianos, que son los guardianes de las memorias, leyendas y tradiciones más antiguas, fomentando el intercambio de saberes entre ancianos de un mismo pueblo y entre ancianos de pueblos diferentes.
Yumelis Tovar relató que aprendió mucho de su cacique en la comunidad warao, donde vivía antes de trasladarse a Brasil, sobre el respeto y el cuidado de las personas mayores y la importancia de escuchar los consejos que ofrecen a los más jóvenes. Ella envía un mensaje a los jóvenes, diciendo: «Nosotros, los jóvenes, tomemos los consejos de los mayores para nuestras vidas, para mejorar nuestro futuro. Si ponemos en práctica los conocimientos ancestrales que nos transmiten los ancianos, creo que no perderemos las enseñanzas culturales en el futuro. La mayoría de nosotros vivimos en otra ciudad, en otro país, y a menudo intentamos saber cuál es nuestra práctica cultural».

Espacio para la Expresión Cultural (conocimiento de la lengua)
El proyecto «Espacio para la Expresión Cultural», del que es autor el profesor migrante Alberto Conejero, del pueblo eñepa, tiene como objetivo transmitir los conocimientos ancestrales de su cultura, la alfabetización y la lectoescritura en panare, la lengua originaria de ese pueblo, así como en español y portugués. El proyecto, desarrollado en el Centro Cultural y de Formación Indígena (CCFI), ya ha beneficiado a muchos niños de ese pueblo.
El proyecto pretende contribuir a que las lenguas originarias, como el panare, puedan ser internalizadas por los más jóvenes de la misma etnia y, de ese modo, garantizar la continuidad de la lengua a través de las generaciones.
Según la ONU, cada quince días deja de existir una lengua y con ella el patrimonio cultural e intelectual local. Al menos el 43% de los aproximadamente 6.000 idiomas que se hablan actualmente en el mundo podrían desaparecer.

Las lenguas nativas son las más amenazadas de extinción. De la familia lingüística tupí-guaraní, el warázu es solo una de las decenas de lenguas en peligro de extinción. Según el Atlas de las Lenguas en Peligro de la Unesco, solo en Brasil hay 190 lenguas en peligro de extinción.
Actualmente hay 515 indígenas, según la Secretaría Especial de Salud Indígena, que hablan predominantemente portugués e intentan recuperar su lengua con la ayuda de ancianos indígenas y estudiantes universitarios. Según el lingüista Corbera, del Instituto de Estudios Lingüísticos de la Unicamp, a menudo no es posible recuperar toda la lengua, a veces solo el léxico, o conjunto de palabras y expresiones que componen una lengua.
Prácticas de medicina tradicional indígena transmitidas a las nuevas generaciones
En cuanto a las plantas medicinales extraídas de la flora local, esenciales para la medicina tradicional y la subsistencia, Rosa Cadete, una anciana wapixana que vive en Boa Vista, Roraima – Brasil, destaca que «el conocimiento de las leyes de la naturaleza, el cuidado de los ríos y los bosques, son importantes para nuestra supervivencia, así como los remedios tradicionales que hacemos para nuestro pueblo, que se extraen de la naturaleza con mucho respeto, todo eso es importante para mí traspasarlo a las generaciones más jóvenes».
Aunque percibe como un reto para las comunidades tradicionales lidiar a menudo con la falta de interés de los jóvenes por aprender los conocimientos ancestrales, doña Rosa considera que los talleres son una oportunidad para que los jóvenes aprendan a valorar las enseñanzas ancestrales.

En el contexto del intercambio de saberes y aprendizajes, Aajhmaná (Tissianie Cardoso), coordinadora de la Misión RoraimaHumanitaria, señaló que «cuando organizamos estos talleres, a partir de la oferta de un artesano o anciano que tiene algún conocimiento para compartir, surge una condición y un contexto perfectos para que las personas que tienen conocimientos tradicionales los compartan en la práctica, y cuando se da esta relación de conocimientos, especialmente con los jóvenes, podemos ver que ellos se maravillan con ese conocimiento que nunca antes habían experimentado». Como ejemplo, citó el curso de medicina tradicional, en el que se enseñó la importancia de pedir permiso a la planta antes de tomar un gajo de un árbol, que concede o no el permiso en función de la posición de la hoja cuando se toma la rama con fines medicinales.
«Me siento muy respetada por la valoración que la comunidad me tiene al hacer estos talleres… tenemos que vivir lo que vivimos con nuestros ancestros. Aprendí de los conocimientos de mis abuelos, de mis padres… y estos conocimientos los he ido transmitiendo a los jóvenes. Me siento muy respetada por ellos, valorada porque ellos también van aprendiendo a valorar», dice la Sra. Rosa.

La Misión Roraima Humanitaria cumple un precioso propósito al crear un ambiente ideal para que la identidad originaria y tradicional no se pierda en medio de las turbulencias y desafíos que viven los pueblos migrantes o las familias migrantes desplazadas de su país de origen, y que hoy encuentran, en el Centro Cultural y de Formación Indígena, una oportunidad de ver la verdad que les permite seguir siendo quienes son a través de los jóvenes.
«La toma de consciencia y la valoración del Día Internacional de los Ancianos es muy significativa, sobre todo en un contexto humanitario, donde hay grupos con un mayor grado de vulnerabilidad, y los adultos mayores son siempre un nicho de este grupo. Y cuando hablamos de ancianos indígenas, ellos sufren una doble vulnerabilidad. Es muy importante incorporarlos al proceso. Ellos son los que detentan la cultura, el conocimiento ancestral de su pueblo, y nadie mejor que los ancianos para compartir lo que han vivido, su conocimiento, lengua, cultura, danza y comida con los más jóvenes. Permitirles formar parte de esto es muy importante», concluyó Aajhmaná.
