Educación: medida prioritaria en la ayuda humanitaria

Conmemorado el 19 de agosto, Día Mundial Humanitario, fue designado por la ONU como una forma de rendir homenaje a todos aquellos que trabajan en la promoción y defensa de la causa humanitaria, donándose para ayudar a quienes han sido impactados por desastres naturales, guerras o conflictos.

La elección de esta fecha recuerda a las 22 personas muertas en el ataque a la Oficina de Naciones Unidas en Irak, ocurrido en 2003. Entre las víctimas se encontraba el brasileño Sérgio Vieira de Mello, entonces representante oficial del Secretario General de la ONU en ese país.

Una acción humanitaria justa va mucho más allá de, simplemente, aliviar la necesidad material inmediata de las poblaciones afectadas y, en este sentido, Educación en Situaciones de Emergencia es indispensable para establecer la continuidad del debido crecimiento y desarrollo cognitivo, emocional y social de los niños, niñas y adolescentes, y para la formación vocacional, técnica y profesional de jóvenes y adultos.

Ayuda Humanitaria

La Educación es una intervención que salva vidas.

Según la Red Interinstitucional de Educación en Situaciones de Emergencia (INEE), “la educación en situaciones de emergencia asegura una protección física, psicosocial y cognitiva que puede sostener y salvar vidas”.

La Fraternidad – Federación Humanitaria Internacional (FFHI), trabajando desde 2011 en respuestas humanitarias ha ampliado, continuamente, las formas educativas en los cinco refugios que gestiona en Roraima, logrando ofrecer tanto educación a niños y niñas, como formación profesional para jóvenes y adultos.

Ejemplos de Servidores Humanitarios que trabajan en la Fraternidad – Humanitaria (FFHI)

Laerte Willmann

Servidor humanitario en el Sector Arte-Educación, habiendo participado en las misiones Carmo da Cachoeira y Roraima, Laerte reconoce que la acción humanitaria logró transformar su vida personal y profesional. “Antes de servir en las misiones, trabajaba solo en escuelas e instituciones de educación convencional. Luego de esta experiencia, amplié mi campo de acción personal y profesional y comencé a trabajar con poblaciones con las que nunca antes había tratado, como personas con discapacidad, personas mayores, personas que viven en la calle, etc.”

Trabajando con la danza, el canto, con cuentacuentos, teatro y otras actividades grupales, Laerte dice que “vivimos tiempos de cambio acelerado, y situaciones de emergencia en todos los ámbitos y la Educación en Situaciones de Emergencia vino a ayudar a afrontar todos los retos que surgen de la multiplicación de estos escenarios de emergencia”.

Para Laerte “La Fraternidad – Humanitaria (FFHI) ha contribuido a mejorar la calidad de vida de esta población vulnerable, principalmente, ofreciendo un referente seguro, una presencia amiga, un grupo de acompañantes que no se asustan por los problemas que se presentan en todos los niveles y busca ayudar a esta población a lidiar con ellos con tranquilidad”.

Sarah Grossi

Presente en las misiones Roraima, Brumadinho y Colombia, y colaborando en intervenciones en comunidades y perreras, Sarah Grossi ve un sentido amplio en su labor humanitaria: “Para mí lo significa todo, porque fue un encuentro con la verdad. Es en el trabajo voluntario en el que puedo ser totalmente auténtica. Siento que cuando estoy en la misión logro ser feliz de verdad (…) puedo sentir una alegría que viene del alma”.

Sarah, al igual que Laerte, siente que ha pasado por una gran transformación personal y profesional, luego de trabajar con Educación en Emergencias, dice: “esta experiencia fue muy rica para mi formación, pues vi que lo importante es conseguir llevar una ayuda efectiva al prójimo”.

Considera que una vez satisfechas las necesidades básicas de alimentación, higiene y albergue de los refugiados, lo más importante es la educación, “principalmente porque, de manera lúdica, la Educación en Situaciones de Emergencia logra revertir o minimizar un trauma”.

Sarah siente que la población indígena fue muy fragilizada por la situación de refugio y por las diferencias culturales, y que la Fraternidad Humanitaria (FFHI) tiene una respuesta que no solo busca brindar asistencia básica, “Los Sectores de Medios de Vida y Arte-Educación están dedicados a brindar, a las personas acogidas, educación y capacitación [no formal] para que puedan expresar su potencial y reconstruir su vida con dignidad, sin olvidar su cultura indígena ”, declara.

Es importante destacar que la educación, incluso en situaciones de vulnerabilidad, acoge y protege a los asistidos y es capaz de transformar las realidades tanto del refugiado como del que se dispone a colaborar. “Ayudar al otro acaba despertando lo mejor de nosotros”, concluye la servidora humanitaria, Sarah.

Obs: algunas fotos que ilustran esta materia fueron tomadas en el período anterior a la pandemia.