Misión Roraima Humanitaria – 5 años de respuesta humanitaria al pueblo venezolano

En 2016, sensibilizada por la crisis migratoria venezolana en el norte de Brasil, que comenzaba a intensificarse, la Fraternidad – Federación Humanitaria Internacional (FFHI) envió el primer grupo de servidores humanitarios a Boa Vista. Así nació, en noviembre de ese año, la Misión Roraima Humanitaria.

Desde entonces, han sido cinco años de trabajo ininterrumpido en la respuesta humanitaria al pueblo venezolano. A lo largo de estos cinco años se han sucedido diferentes etapas, y la Fraternidad – Humanitaria (FFHI), como pionera en esta respuesta, participó en todas las etapas y sigue trabajando en el perfeccionamiento de la ayuda humanitaria.

Etapa 1 – Asistencia de emergencia (noviembre / 2016 a marzo / 2018)

El 2 de noviembre de 2016, el primer grupo de servidores humanitarios llegó a Roraima para diagnosticar la situación en Boa Vista y brindar asistencia de emergencia. En aquel momento había mucha gente viviendo en la calle o viviendo en espacios públicos, sin ningún tipo de ayuda. Los primeros pasos fueron mitigar el hambre acopiando donaciones locales y preparando alimentos, tratando o derivando casos de salud más graves y articulando alianzas locales a nivel gubernamental y no gubernamental para ampliar las posibilidades de asistir a refugiados y migrantes.

Misión Roraima Humanitaria - 5 años

Uno de los espacios donde se concentraba el mayor número de personas en la capital fue la Feira do Passarão. Los refugiados y migrantes vivían en condiciones muy inestables, con escasez de alimentos, pésimas condiciones de higiene, salud precarizada, viviendo de limosnas y, además de cargar con el trauma de la migración forzada, se enfrentaban a una creciente ola de xenofobia. Eran tiempos de emergencia y los primeros equipos de servidores humanitarios respondieron con prontitud.Mediante la articulación de soluciones con socios locales, en diciembre de 2016 se fundó el primer refugio humanitario en Brasil, el refugio Pintolândia, en un gimnasio en el barrio del mismo nombre. Este refugio surge de una alianza entre la Fraternidad Humanitaria (FFHI), Setrabes (Departamento de Trabajo y Bienestar Social del Estado) y Defensa Civil de Roraima, y ​​hacia allá se encaminaron, de forma voluntaria, a las personas que vivían en la Feira do Passarão, tanto indígenas como no indígenas.

Misión Roraima Humanitaria - 5 años

Este acontecimiento representa un hito fundamental y abrió las puertas para que Brasil pudiese desarrollar una de las respuestas humanitarias más exitosas del mundo sirviendo, hoy, como ejemplo de acogida de refugiados en un planeta donde crece cada vez más el número de desplazados forzosos, sea por conflictos armados, eventos climáticos o crisis sociales.

Luego de vivir la experiencia de hacer la gestión compartida del albergue con el equipo de refugio, en 2017 la Fraternidad – Humanitaria (FFHI) fue buscada por la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y recibió la propuesta de continuar su trabajo en el albergue como socia implementadora de la agencia. La entrada de ACNUR en la respuesta humanitaria trajo una serie de beneficios, ya que sumó no solo el conocimiento de una institución que trabaja con refugiados en todo el mundo, sino también el apoyo presupuestario de donantes internacionales para mejorar las condiciones de la respuesta.

En esta etapa, la Misión Roraima Humanitaria se extendió a Pacaraima, ciudad fronteriza con Venezuela y puerta de entrada de la migración venezolana a Brasil. Un Municipio históricamente tranquilo, con un bajo número de habitantes, Pacaraima vivió un caos urbano de grandes proporciones, con gente viviendo en las calles, aumento de la delincuencia, brotes de enfermedades infecciosas y recibiendo asistencia solo de unas pocas entidades religiosas locales hasta entonces. La Fraternidad Humanitaria (FFHI), esta vez en alianza con ACNUR, participó en la fundación del segundo albergue humanitario en Brasil, el refugio Janokoida, que fue destinado a la población indígena refugiada que se concentraba en la región.

Misión Roraima Humanitaria - 5 años

Mientras la crisis venezolana vivía una escalada de migración forzada sin precedentes, el compromiso de la Fraternidad Humanitaria (FFHI) con la dignidad humana la llevó a participar en la fundación y asumir la gestión de otro refgugio humanitario, nuevamente en un gimnasio de la capital de  Roraima, en el barrio Tancredo Neves. Tomando el nombre del barrio, el refugio surgió como una alternativa para crear un espacio dedicado a la población no indígena y otro dedicado a los indígenas, preservando así las especificidades culturales de los asistidos. Con la apertura del refugioTancredo Neves para la población no indígena, el refugio Pintolândia quedó exclusivamente con una población indígena, característica que aún mantiene.

A pesar de todos los esfuerzos, la demanda de albergue era exponencial en proporción a la capacidad; el número de personas en las calles crecía día a día, los refugiados caminaban cientos de kilómetros para llegar a Boa Vista, pero cuando llegaban no encontraban ayuda. La crisis migratoria venezolana se transformó en una emergencia nacional y fue, precisamente, del gobierno brasileño que surgió una iniciativa que dio inicio a la segunda etapa de la respuesta humanitaria en Roraima: la Operación Acogida.

Etapa 2 – Expansión del refugio (marzo / 2018 a mayo / 2021)

Con el creciente flujo migratorio venezolano hacia Brasil y las diversas zozobras derivadas de una crisis humanitaria, la situación se convirtió en un caso de emergencia nacional. Esta situación provocó la llegada de las agencias de la ONU a la región y una intervención del gobierno brasileño, en una iniciativa conjunta de los Ministerios de la Ciudadanía y de Defensa, coordinada por la Fuerza de Tarea Humanitaria de las Fuerzas Armadas, denominada Operación Acogida.

En el momento en que comenzó la Operación Acogida https://www.gov.br/casacivil/pt-br/acolhida/sobre-a-operacao-acolhida-2 ya existían 3 refugios en Roraima, y ​​la Fraternidad – Humanitaria (FFHI) gestionaba a todos ellos en colaboración con ACNUR. Pero era un momento difícil, los refugios comenzaban a convertirse en espacios posibles para la delincuencia, la demanda de albergue era muy alta y la infraestructura de los refugios era insuficiente. En este sentido, fue fundamental el aporte de las Fuerzas Armadas en representación de la Operación Acogida, ya que sumó a la respuesta humanitaria un presupuesto con cifras significativas, una impresionante capacidad logística, digna de organizaciones militares, abundancia de mano de obra especializada en construcción de estructuras de emergencia y seguridad, tanto para los beneficiarios de los refugios como para los trabajadores humanitarios.

Todo este conjunto colocó el trabajo que se estaba realizando en Roraima en otro nivel. Fue a partir de entonces que la respuesta humanitaria brasileña a la crisis migratoria venezolana se conoció internacionalmente como Operación Acogida, a la que se sumaron más de 100 organizaciones, entre agencias gubernamentales, agencias del Sistema de Naciones Unidas, organizaciones no gubernamentales e instituciones religiosas. En apenas unos meses, el estado contaba con más de 10 refugios humanitarios, oficinas para informes y trámites especializados en la emisión de documentación migratoria, derivaciones para atención médica y varias iniciativas paralelas para dar apoyo a refugiados y migrantes venezolanos.

En este impulso que trajo la Operación Acogida, la Fraternidad Humanitaria (FFHI) se hizo cargo del cuarto albergue, llamado Nova Canaã y con perfil no indígena en su apertura. En esta etapa la institución cambió un poco el perfil de su labor, mantenida hasta entonces exclusivamente con mano de obra voluntaria del grupo de servidores humanitarios vinculados a ella desde larga data, y también comenzó a contratar nuevos colaboradores para atender la creciente demanda que requería el perfeccionamiento del trabajo humanitario. Los equipos que trabajan en los refugios fueron creciendo paulatinamente y, como resultado, fueron capaces de afrontar cada vez más situaciones que surgen en la rutina diaria de un campo de refugiados y brindar una asistencia cada vez más calificada.

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En 2019, con el surgimiento del Programa de Interiorización de la Operación Acogida, que brinda apoyo a refugiados y migrantes para que recomiencen sus vidas de manera digna en otros estados brasileños, la Fraternidad Humanitaria (FFHI) fue invitada a asumir la dirección del Alojamiento de Tránsito de Manaos (ATM), espacio dedicado a hospedar, por breves periodos, a los voluntarios venezolanos del Programa de Interiorización que esperan ser embarcados en transporte aéreo en la capital de Amazonas.

En septiembre de ese año, la Misión Roraima Humanitaria sufrió una nueva expansión, abarcando un espacio más y un estado más en el trabajo que venía desarrollando. La gestión del ATM se desarrolló nuevamente en asociación con ACNUR y como parte de la Operación Acogida. Hubo que poner en marcha toda una nueva logística y superar retos para sentar las bases del trabajo en la ciudad de Manaos.

El comienzo del 2020 trajo una situación inesperada para toda la humanidad: la pandemia del covid-19 se extendió por todo el mundo y Brasil fue uno de los países más afectados por el virus. Vivir esta situación en la respuesta humanitaria fue más que un desafío para los trabajadores humanitarios, fue, en verdad, una gran batalla, pues representó una emergencia dentro de una emergencia, una crisis dentro de otra crisis.

Misión Roraima Humanitaria - 5 años

En respuesta a la pandemia, se instaló en Roraima una estructura muy importante para combatir el coronavirus, denominada Áreade Protección y Cuidados (APC). Podemos decir que APC fue un gran hospital de campaña creado por Operación Acogida, con el apoyo de diversas instituciones y del gobierno del estado de Roraima, lo que supuso un distintivo para el tratamiento de los casos de covid-19. La Fraternidad Humanitaria (FFHI) también apoyó este gran emprendimiento, proporcionando servidores humanitarios para trabajar de forma voluntaria en la lucha contra la pandemia. Inevitablemente, los beneficiarios de los albergues contrajeron la enfermedad e incluso hubo óbitos a causa de ella pero, en términos porcentuales, el índice de personas refugiadas afectadas estuvo muy por debajo del promedio de la población brasileña, evidenciando el éxito del trabajo realizado.

Paralelamente a la Misión Roraima Humanitaria, otras actividades de la Fraternidad- Humanitaria (FFHI) impactaron positivamente el trabajo desarrollado en respuesta a la crisis venezolana. A través de la asociación establecida con Sphere Association, la Fraternidad – Humanitaria (FFHI) se convirtió en el punto de referencia del Manual Esfera en Brasil y Portugal y tradujo el Manual al portugués con el trabajo de su afiliada Irdin Editora. La Formación en las Normas Esfera, ofrecida por el equipo de Entrenamiento y Desarrollo a los servidores humanitarios y otras instituciones, enriqueció la calidad del trabajo realizado en campo.

Misión Roraima Humanitaria - 5 años

A mediados del 2020, con el éxito del Programa de Interiorización y debido al cierre de la frontera terrestre con Venezuela, se pudieron cerrar algunos refugios. En esta etapa, la Fraternidad- Humanitaria (FFHI) se quedó con la gestión de los refugios indígenas únicamente, población con la que venía trabajando desde el inicio de la Misión en 2016. A partir de ahí se inició un trabajo de especialización en esta respuesta humanitaria para los refugiados indígenas, que se profundizó a lo largo del 2021 y llegó a un total de 5 refugios, totalizando más de 2000 indígenas de 5 etnias diferentes, siendo la etnia Warao la mayoritaria, y luego la E’ñepa. Este trabajo de especialización condujo a la creación del primer Manual de Gestión de Refugios Indígenas, lanzado en 2021.

También durante el 2020, la  Fraternidad- Humanitaria (FFHI) comenzó a desarrollar sus primeros proyectos de Medios de Vida además de la artesanía indígena que venía impulsando desde el inicio de la Misión. La pandemia fue un factor de complicación en esta línea de trabajo, pero en el segundo semestre de ese año comenzaron a aparecer los resultados. Se ofrecieron cursos en el SENAC-RR para indígenas y no indígenas, así como cursos en las Salas de Medios de Vida habilitadas en los refugios. Estos primeros entrenamientos fueron el embrión del Sector de Soluciones Duraderas.

Etapa 3: Construyendo Soluciones Duraderas (mayo / 2021 hasta la fecha)

El gran desafío de cualquier respuesta humanitaria, a nivel mundial, es encontrar alternativas para la inserción socioeconómica de los refugiados en la comunidad de acogida, para que puedan liberarse del asistencialismo y reconstruir sus vidas de manera digna. Esta es una de las razones por las que, algunos campos de refugiados, tienen más de tres décadas y existe la posibilidad de que una persona desplazada por la fuerza pase más de una década viviendo en estructuras temporales.

Si por un lado, tenemos un caso exitoso en Brasil con el Programa de Interiorización de la Operación Acogida, que ya ha brindado a más de 60.000 venezolanos la oportunidad de reiniciar su vida en otras regiones del país. Por otro lado, el flujo migratorio sigue creciendo y cada vez más personas cruzan la frontera en busca de mejores condiciones de vida. Este escenario llevó a la respuesta humanitaria en su conjunto a apuntar al camino de Soluciones Duraderas, que en el caso de la Misión Roraima Humanitaria ya es la tercera etapa de la respuesta – después de la asistencia de emergencia en los primeros años y la fase de expansión del refugio, ahora el enfoque es crear oportunidades para que los refugiados y migrantes reinicien sus vidas en la sociedad brasileña.

La Fraternidad- Humanitaria (FFHI) enfrenta este nuevo desafío de manera muy intensa, considerando que el público con el que trabaja no es un objetivo del Programa de Interiorización de la Operación Acogida, debido a las especificidades culturales y la legislación brasileña para los pueblos indígenas. Este escenario hace más compleja la construcción de Soluciones Duraderas para los refugiados indígenas venezolanos. Algunas personas viven en los refugios desde hace más de 4 años y todavía no tienen una perspectiva concreta de poder recomenzar sus vidas de manera digna. Permanecer en el asistencialismo indefinidamente no es una alternativa sensata.

Las primeras iniciativas de Medios de Vida desarrolladas por la Fraternidad- Humanitaria (FFHI) a finales del 2020 llevaron a la creación del Sector de Soluciones Duraderas. La labor realizada por el Sector ha crecido y el anhelado proyecto de tener un espacio dedicado exclusivamente a la formación y capacitación de los pueblos indígenas se materializó en un edificio anexo al refugio Jardim Floresta, albergue que asumió la institución en diciembre del 2020 con perfil indígena. En mayo del 2021 se inauguró el Centro de Capacitación Cultural e Indígena (CCFI), que para la institución representa el punto de partida de la tercera etapa de la Misión.

Desde su inauguración, CCFI ha sido escenario de una serie de actividades dirigidas a los beneficiarios de los refugios indígenas. El espacio cuenta con una sala multimedia, una sala de computación con 10 computadoras, una cocina industrial, una huerta medicinal, salas para la producción de zapatos y ropas artesanales, una oficina para traductores indígenas, salas de reuniones y una biblioteca. Allí ya se han realizado varios cursos, como lengua portuguesa, informática para jóvenes, buenas prácticas en el trabajo con la alimentación, taller de confección de calzado, taller de costura, bomberos, emprendimientos, limpieza de ambientes, además de importantes encuentros con líderes indígenas y representantes de instituciones involucradas en la respuesta humanitaria o autoridades públicas.

Existe la perspectiva de que el CCFI pueda estar abierto al público en el futuro, como un espacio para comercializar los productos y servicios de los refugiados indígenas. En este sentido, se viene estimulado especialmente el emprendedurismo aportando los elementos para que puedan desarrollar productos de calidad y puedan ingresar al mercado de manera competitiva. La asociación con otras instituciones que también invierten en la construcción de soluciones duraderas para los refugiados ha sido extremadamente valiosa para lograr este objetivo.

Lejos de estar cerca del final, la tercera etapa de la respuesta humanitaria recién se inicia, pero la forma en que se viene desarrollando es bastante prometedora, tanto para la Fraternidad Humanitaria (FFHI) como para otras instituciones que trabajan para este fin, así como para los refugiados y migrantes venezolanos, especialmente los indígenas que pueden ver, en el horizonte, la esperanza de algún día dejar los refugios y rehacer sus vidas. Más allá de Roraima, el trabajo desarrollado en el norte de Brasil servirá de base para futuros proyectos que se están desarrollando para su implementación en nuevas misiones de la Fraternidad- Humanitaria (FFHI) en el continente europeo y en el continente africano, a través de su afiliada Fraternidad- Misiones. Humanitarias Internacionales (FMHI), donde se prevé trabajar con Educación en Emergencias, Ecología Humanitaria y Centros de Capacitación para el Desarrollo.