Voluntariado: contribuciones significativas para la realización de las misiones humanitarias

La agenda humanitaria global requiere cada vez más la presencia de voluntarios que puedan intervenir en diversas emergencias, como catástrofes naturales o medioambientales, y en respuestas humanitarias a crisis socioeconómicas o conflictos que surgen en el escenario mundial. Ante esta realidad, la Fraternidad – Federación Humanitaria Internacional (FFHI), a través de su afiliada Fraternidad – Misiones Humanitarias Internacionales (FMHI), lleva desde 2011 prestando asistencia a refugiados y migrantes, ya sea en Asia, América Latina, África, Europa u Oriente Medio.

En la actualidad, con 25 misiones humanitarias llevadas a cabo en 18 países, laFraternidad – Misiones Humanitarias (FMHI) está preparada allí donde su presencia sea necesaria para llevar a cabo las actividades que se precisen realizar. El servicio voluntario busca construir un mundo más justo, solidario y socialmente inclusivo en el que se atiendan las necesidades de los más vulnerables. Pero, ¿de quién son las manos y los brazos que sirven en las misiones humanitarias?

En este artículo, contamos la historia de dos personas que han participado como voluntarias en algunas misiones humanitarias y aquí comparten sus experiencias, así como lo que los movió a brindar este servicio.

Raquel de Souza, de Caçapava-SP, que desde niña ha mostrado propensión a servir a los demás y participó en su primera misión humanitaria con la Fraternidad – Misiones Humanitarias (FMHI) en 2016, comenta: «Cuando llegó la invitación para participar en las experiencias misioneras en 2016, algo dentro de mí dijo que sí, que podía participar y que debía iniciar esta trayectoria.

Tissianie Cardoso, de Belo Horizonte-MG, por su parte, comenzó a seguir las noticias de cada misión realizada, participando en su primera misión en 2017. Cuenta que «ya había hecho voluntariado con otras instituciones, en Brasil y en África, cuando participé en mi primera misión con la Fraternidad – Misiones Humanitarias (FMHI). Como ya conocía el trabajo serio desarrollado por la institución, pude organizarme y hacer una experiencia de cuatro meses. Después de ese tiempo, estaba segura de que no podría ser más feliz en ninguna otra actividad en la que pudiera participar. Recalculé mis planes y continué como voluntaria de tiempo completo. Tissianie ha participado en siete misiones humanitarias promovidas por la Fraternidad -Misiones Humanitarias (FMHI), cuatro en Brasil y tres en el extranjero.

Aprendizajes adquiridos

Para Raquel, que ya participó en la Misión Roraima y en la Misión Angola Humanitaria, el voluntariado le ayudó a ampliar su visión: «Además de aprender sobre la relación con los demás, con diferentes culturas, la ruptura de prejuicios sobre determinadas creencias sociales, el manejo de las diferencias, el crecimiento de la capacidad de trabajar en equipo, poder mejorar la comunicación, saber escuchar, todo esto ha ido ampliando mi visión y mi experiencia», compartió.

Tissianie relata que las principales características que se desarrollan en el voluntariado de Fraternidad – Misiones Humanitarias (FMHI) son la flexibilidad, la neutralidad y la fraternidad. «Internalizar lo que es la neutralidad fue uno de mis mayores aprendizajes. Recuerdo el día en que sentí literalmente esta necesidad en mi piel y comprendí el aprendizaje que me esperaba. Fue a partir del rostro de un niño, y lloré mucho. Estaba en Roraima, tratando directamente con personas sin hogar, muchas de ellas en situación de extrema vulnerabilidad. [Es necesario] Estar preparado para desempeñar una función, ser testigo de la necesidad y el sufrimiento de los demás, no dejarse desestabilizar y ser capaz de seguir con la tarea, no sólo un día, sino poder responder a las necesidades que surgen a diario», subraya.

La MisiónHumanitaria de Roraima actualmente sigue activa, acogiendo a migrantes venezolanos y recapacitándolos, para que la supervivencia, la autonomía y la referencia cultural sean una realidad entre sus etnias.

Sobre las tareas realizadas en las misiones

Tissianie revela que los sectores de intervención en los que tuvo experiencia fueron los de Capacitación, Coordinación y Gestión de Campamentos, Educación en Situaciones de Emergencia y Respuesta Humanitaria. «En más de cinco años, he tenido la oportunidad de participar en tareas en diversos ámbitos de, esa es una de las bellezas de este tipo de servicio. Podemos aprender y desarrollar diversas habilidades, crecer como personas y madurar en la relación con los demás», reflexionó.

Para Raquel, la experiencia más desafiante fue en la Misión Roraima, en la coordinación del refugio Janokoida, en Pacaraima, Roraima, Brasil. «Fue todo un reto tener que resolver varias cosas al mismo tiempo, una prueba de fuego para mí. Duró sólo un mes, pero saqué grandes lecciones de esas situaciones».

¿Vale la pena dedicarse al voluntariado?

Según Raquel, «cuando estamos trabajando con los niños, la interacción y el amor que transmiten, las ganas que tienen de hacer las actividades, de crecer, de aprender, todo esto es muy gratificante; me encanta estar con ellos …. así que, para mí, esto es lo que indica que vale la pena: el amor que nos une, independientemente de la raza, la religión o la etnia. Es la sensación que tenemos de que, a pesar de todo, el amor existe», afirma..

Tissianie expresa que «no hay mejor sensación que la mirada o la sonrisa feliz de un niño, un anciano o un animal. Son momentos breves que quedan grabados en el corazón para toda la vida. Al observar los conflictos actuales, el cambio climático y las crisis sociales, estoy segura de que, si no nos unimos al ver lo que ocurre fuera de nosotros y si no actuamos conscientemente, no podremos superar la indiferencia y la violencia.

Reflexionando sobre las experiencias compartidas por las dos servidoras voluntarias, nos damos cuenta de que la principal fuerza motriz del voluntario reside en el significado mismo de la palabra altruismo: el amor desinteresado por los demás realizando acciones voluntarias que benefician a otros.

En el voluntariado, al ofrecerse para hacer contribuciones significativas para que las sociedades sean más inclusivas e igualitarias, las personas se dan cuenta de que se superan y se transforman, de que conectan con otras personas y despiertan en sí mismas un sentido de propósito, contribuyendo a la paz y al desarrollo mediante la cooperación y la reciprocidad.