El Día Internacional de la Caridad, que se celebra hoy, 5 de septiembre, nos invita a un ejercicio: “disponer nuestro corazón para servir al prójimo”. Este artículo trae ejemplos de la experiencia práctica de la caridad en la Misión Humanitaria de Roraima. ¡Acompáñenos!
Recientemente, al celebrar el Día Internacional de la Caridad, Naciones Unidas – ONU afirmó que la caridad ayuda a que las sociedades sean más inclusivas y resilientes y puede aliviar los peores efectos de las crisis humanitarias.
La fecha se estableció como una forma de homenajear a la ganadora del Premio Nobel de la Paz, la Madre Teresa de Calcuta, quien falleció el 5 de septiembre de 1997.
En este 2021, con el agravamiento de la crisis humanitaria, existe una necesidad creciente de fortalecer las iniciativas de ayuda fraterna a las poblaciones afectadas, no solo como una forma de aliviar el sufrimiento, sino también con la clara consciencia de que el servicio caritativo siembra la paz.
Pero… ¿cómo vivir en una sociedad más inclusiva? ¿Cómo vivir el bien común para que se establezca la paz en todo el planeta?
La enseñanza eterna
Desde que se proclamó la enseñanza “Amaos los unos a los otros”, la humanidad recibió la oportunidad de crecer en la consciencia del amor y en la paz.
En el libro Novos Tempos, Nova Postura, de Trigueirinho, hay todo un capítulo dedicado a ampliar la comprensión de la energía de la caridad. “Por medio de la caridad compartimos con la persona la situación en la que se encuentra y le damos, de algún modo, un alivio”, dice Trigueirinho.
La Madre Teresa de Calcuta instruyó: “La caridad, misterio de Unidad, no se puede enseñar, sino practicar y vivir”.
También está en la enseñanza que: “Vivir la caridad es disponer el corazón para servir a los demás”.
Suena simple, pero… ¿cómo ponerla en práctica?
El compromiso diario con la caridad
“La caridad se revela en la tarea misma, en el desafío cotidiano de estar con el otro. Es como una energía que te envuelve, te guía y te impulsa’.
Esta frase es de Maria Laura Meradi, asistente de Coordinación de Campo en Refugio Pintolândia, administrado por la Fraternidad – Federación Humanitaria Internacional (FFHI) en Roraima.
Para ella, que trabaja en las Misiones desde 2019, “no es el desempeño en la misión lo que incluye la caridad, sino la caridad la que nos abraza con una energía sabia y amorosa, y nos instala, cada día más, en el camino de la abnegación”.
Laura ve en los dolores de los refugiados, a través de imágenes muchas veces devastadoras, un llamado al servicio: “La caridad es como una madre que nos llama a actuar, nos da ánimo, esperanza y energía para estar presentes, con todo nuestro ser, ante cada necesidad”.
Y reconoce que los aprendizajes experimentados son constantes para quien se dispone a servir, “a medida que surge una necesidad y se responde a ella, la caridad te circunda y te enseña a donarte más cada día, sin cuestionar, sin pedir explicaciones ni nada a cambio. Nos rescata de la indiferencia”, expresa.
Con la energía de la caridad vivida a diario, en contacto con más de 600 indígenas Warao en el Refugio Pintolândia, la asistente humanitaria enseña: “Lo que la caridad nos recuerda, y repara en nosotros, es la Consciencia de la Hermandad Universal. No habría crisis humanitaria si la humanidad, realmente, practicara la fraternidad”.
Ampliando el Servicio al Prójimo
Son muchas las iniciativas y ofertas que la Fraternidad – Humanitaria (FFHI), así como sus afiliadas, vienen realizando con el objetivo de expandir su labor por el mundo, participando en conferencias, inaugurando nuevas sedes, intensificando los trabajos, los entrenamientos y los estudios que posibilitan y ofrecen oportunidades de servicio y aprendizaje a todos aquellos que se animan a trabajar en la construcción de un mundo más fraterno.
