Fraternidad – Humanitaria (FFHI) promueve la cultura de la paz

El primer día del año – Día Mundial de la Paz. La fecha no se limita a celebrar la ausencia de conflictos, sino que propone reflexiones e incentiva el debate sobre el tema para garantizar el bienestar y el desarrollo de la humanidad y que esté impregnado de respeto mutuo y colaboración entre personas y naciones.

cultura de paz

De este modo, la solidaridad y la fraternidad se convierten en atributos para la promoción de la cultura de paz y pueden contribuir a la solidificación de respuestas para superar desafíos globales, como la erradicación de la pobreza y la xenofobia, y generar soluciones conjuntas.

Alineada con estos atributos, la Fraternidad – Federación Humanitaria Internacional (FMHI), a través de la Fraternidad – Misiones Humanitarias Internacionales (FMHI), viene desarrollando acciones en defensa de la dignidad humana y de la asistencia humanitaria en las misiones realizadas en diversas regiones del planeta, como Polonia, Angola, Roraima  y Portugal.

Solidaridad y fraternidad

Para Fray Luciano, director general de la Fraternidad – Humanitaria (FFHI), la solidaridad empieza por la sensibilidad, la empatía, prestando atención a lo que sucede a nuestro alrededor, una actitud cada vez menos frecuente en los seres humanos de estos tiempos. Nos invita a una reflexión sobre el tema: «Cuando estamos dispuestos a percibir lo que los demás y las situaciones necesitan, empezamos a experimentar un principio de solidaridad, es decir, percibimos que lo que los demás experimentan, de alguna manera, tiene que ver conmigo y entonces me pongo en su lugar y, por lo tanto, entro en otra perspectiva, la de la solidaridad».

Fray Luciano reflexiona sobre el Día Mundial de la Paz: «Que en este día, esta breve reflexión despierte la intención de observar hasta qué punto estamos atentos y cómo podemos dar cabida a este proceso natural de la consciencia humana: ser solidario, ser sensible y actuar en pro de algo que está más allá de mis propias necesidades. Seamos solidarios, tendamos la mano, ¡todavía estamos a tiempo y el momento es ahora!

 Aldenize Moreira Fin, Coordinadora Regional de la Misión Roraima Humanitaria, destaca el papel de la solidaridad en la estructura de las acciones de la Misión Roraima con un enfoque en el compromiso con el bien común, en la construcción de la cultura de la paz, el respeto por el valor y la dignidad de los pueblos indígenas en situación de refugio: «Actuamos de manera voluntaria en la búsqueda de soluciones duraderas para todos los que integran las actividades culturales y de formación que tienen lugar en el Centro Cultural y de Formación Indígena (CCFI)«, explica.

Subraya la importancia de la solidaridad para el trabajo en red, para el desarrollo de proyectos y acciones de respuesta humanitaria a nivel local y regional. «Sumar experiencias, intercambiar conocimientos e impulsar nuevas trayectorias en la vida ante un contexto de migración forzosa», destaca.

   «La Fraternidad – Humanitaria (FFHI) está muy atenta a no actuar sola, sino con este abanico de asociaciones, de respuesta conjunta. Está muy claro que la capacidad de dar una respuesta aumenta considerablemente cuando se hace de forma integrada. Yo llamaría a esto una especie de solidaridad institucional – un poco, el diseño de este trabajo de manera más eficaz está dentro de un eje importante del Manual Esfera», refrenda Fray Thomas, asistente de la Coordinación Regional de la Misión de Roraima.


La solidaridad y la fraternidad impregnan todas las acciones desarrolladas por la Fraternidad – Humanitaria (FFHI) y sus afiliados. Ya sea en la promoción del diálogo y del intercambio intercultural para la realización de proyectos compartidos, o en el fomento a la educación y a la formación como factores de desarrollo y promoción del trabajo.

 La empatía y el cuidado son elementos imprescindibles para superar la cultura de la indiferencia, del descarte y del conflicto, y contribuir a solidificar el camino de la justicia, de la solidaridad compartida y de la paz.

Este primer día del año, Día Mundial de la Paz, es una fecha que nos invita a reflexionar sobre lo que todos y cada uno de nosotros juntos podemos ofrecer para construir un mundo de paz.

Más que una aspiración, un mundo de paz se convierte en realidad cuando las personas y las naciones se comprometen a construir juntas sociedades más inclusivas, sostenibles, justas y solidarias. Que cada día de este año, en cada pequeño acto, nos comprometamos a sembrar la paz y la comprensión entre todos los seres que habitan este planeta.